Noveno círculo: Traición. (Lucifer, capítulo II)

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En el escenario no se sabía si Miguel estaba más incómodo y asustado por lo que vería o porque Lucifer estuviera de espectador sin ningún tipo de reparo, Lilith levantó las caderas y de un solo movimiento tomó el miembro de la anatomía humana del ángel para hacer que él se clavará en ella, la reina danzó en círculos, montándolo, subiendo y de nuevo bajando sobre el miembro del ángel, un nuevo chasqueó le devolvió el habla al ángel.

Pero... ¿Qué cojones? Me has crucificado, Lilith, seré un maldito repudiado, me has intoxicado. Te has metido en mi cabeza y en mí, Dios no me perdonará esto. ― Espetó con el rostro enfebrecido de la rabia y del placer que para su pesar no podía ignorar porque en ese momento era un hombre más que había caído ante la lujuria, Lilith danzaba ajena con los ojos cerrados apoyándose de los hombros de Miguel, ignorando lo hasta el momento.

Ven aquí. ― La dulce voz de Lilith llamó a Lucifer, abriendo los ojos brillantes, ambos se miraron reconociendo la parte final del plan estaba por llegar, el Nephlim saltó a la cama liberando al ángel de todo hechizo para que luchará y así soltó el primer alarido cuando Lilith alcanzó el clímax, usando su habilidad de súcuba para drenar parte de su energía y poder a través de uno de los pecados capitales: lujuria. Y en eso, la reina de la oscuridad era una experta. Después de la energía de Miguel fue drenada cayó al piso sin fuerzas, Lucifer le dio chance de que se levantará, que peleará, incluso lo ayudó tomándolo del cuello y levantándolo en el aire con los dedos largos apretándolo del cuello, aquella parte frágil de los cuerpos humanos que los volvía vulnerables.

Es hora de que entiendas muchas cosas, Miguel. Tú estás aquí porque nosotros te pusimos aquí, te pusimos trampas en el mundo de los mortales y tu como un sabueso las seguiste una a una, llevándole recaditos a Dios de si Lilith se cogía a un humano, que sí yo iba a visitar a la vampira o si me había reunido con una legión de caídos en un frecuentado restaurante y no en unas putas montañas como siempre esperan ustedes... Tienes que entender que ustedes no son mejores que nosotros y que el más fuerte es el que más calla, nosotros no tenemos que vendernos, presumirnos ni buscar la aceptación de ningún Dios porque no necesitamos nada de eso ― Cada palabra que Lucifer decía con una calma temeraria hacía que Miguel entornará los ojos, quizás si podías observar ver podías dictar que el ángel temblaba, que su actitud corporal te decía que estaba asustado, sin embargo, tenía un espíritu casi inquebrantable a lo cual jugó su última carta, con la energía que le quedaba atrajo su espada caída en el combate cuando lo atraparon y llegó a las manos del ángel, brillante con una extenuante luz, rasgando el aire, la espada oscilo en las manos de Miguel clavándose directamente en las costillas de Lucifer, Lilith saltó un alarido de dolor mayor al del príncipe de las tinieblas.

¿Qué has hecho, estúpido Miguel? ― Fuera de sus cabales el demonio empujó el cuerpo del ángel contra la pared rompiéndola, del otro lado aparecieron todos los demonios que esperaban la muerte de Miguel. Amosdeo y Astaroh habían atrapado el cuerpo del ángel, inmovilizándole mientras Mara cruzaba los escombros hasta alcanzar a Lucifer, él se sostenía la herida con incredulidad.

Suéltenlo. ― Pidió Lucifer con una voz que dejó a todo el mundo en silencio, pocas veces se podía ver al rey del infierno fuera de sí, y este era el momento donde los Nephlims confirmaban quién era su líder. En respuesta Miguel fue liberado y se abalanzó contra Lucifer, el caído evadió el ataque estampando un golpe en las costillas y otro embate en la espalda para clavar finalmente una patada en sus rodillas haciéndole quedar hincado ante él, con un movimiento peligroso el príncipe de las tinieblas tomó el mentón del ángel.

Quiero que siempre recuerdes este momento, Miguel, que se lo cuentes a tu pandilla de ángeles y sobre todo dile a tu Dios, que no nos arrodillaremos, cuéntale cómo vivimos, qué hacemos, cómo follamos... Todo, pero dile que fallaste porque al final sabemos su jugada final y ustedes no saben qué haremos nosotros... Pero lo sabrán. Y a pesar de tus intentos por ser el mejor, no sigues siendo más que un peón. Nos envías una postal de cómo te va tras contarle a tu jefe que te has follado a Lilith ― Lucifer finalizó sus palabras tomando las alas de Miguel, tirando de ella hasta que cedieron, permitiéndole al demonio arrancar las alas blancas del ángel de su espalda, ligamento a ligamento crujió entre los dedos del Nephlim y el alarido de dolor quedó resonando en la habitación donde cada par de ojos del demonio miraban perplejos cómo Miguel parecía un desprolijo humano, había perdido toda la grandeza y fuerza que representaba a los angeles, al perder sus alas y perder la pureza exigida por el celibato que debían cumplir. Pobre Miguel, lo había perdido todo.

Duivel: La cara nunca vista del Diablo. (Primer libro completo)Where stories live. Discover now