— Ya sabes...— apoyé mi mentón en el brazo de Daryl. — Mataste a su padre y...al parecer Enid era novia de Ron.

— ¿Era? — volvió a preguntar.

— Creo que lo dejó y Ron pensó que era culpa de Carl.— me encogí de hombros.

— Bien, bien.— el líder entrecerró sus ojos por el sol.— Iré a verlo, gracias por decirme.

— Rick, oye, solo...no te enfades cuando veas su rostro, ¿sí?— le advertí.— Ya lo regañé varias veces cuando limpié las heridas.

— Carajo, el niño sabe pelear. — Daryl se burló un poco, así que golpeé su brazo, con el ceño algo fruncido. — Lo siento, lo siento.

— Oh, maldición. — Rick miró al cielo y soltó un suspiro.— ¿Al menos ganó alguna de las peleas?

— Unas cuantas.— sonreí al notar que quería mantener su postura seria.

Asintió antes de volver a caminar hacia nuestra casa.

— ¿Así que el niño peleó cuando te dejaron cuidándolo? — Daryl me observó.

— ¿Qué puedo decir? — elevé mis cejas.— No estoy orgullosa, pero al menos sé que Carl sabe dar buenos golpes.

— ¿Cómo quedó el otro?

— No ha salido de su casa en unos días. — rió.

Lo observé con cuidado y sonreí al notar las pequeñas líneas de expresión al costado de sus ojos y algunas cicatrices pequeñas en su piel.

— Oye, yo...te traje algo.— habló luego de unos segundos.

— ¿A mí? — me sorprendí.

— A ti. — sonrió, sonrió tan abiertamente, que no pude evitar devolvérselo.

Carl tenía razón, Daryl casi nunca reía, pero yo me sentía atraída por semejante gesto.

— Vamos a la moto, lo tengo ahí.

— ¿Tengo que cerrar mis ojos? — bromeé.

Volvimos a caminar y mantuve mi agarre en su brazo, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío.

— Ahí está.— se acercó a su moto y yo solo caminé detrás de él, asomándome por sobre su hombro.

Se volteó nuevamente y observé lo que tenía en sus manos.

— ¿Saqueaste una tienda de caza? — hablé al ver el objeto.

— Algo así.

— Dios, Daryl. — un arco de madera estaba en medio de ambos, con las flechas y su carcaj.

— ¿Te gusta? — buscó mi mirada.

Pasé una mano por el arco, sintiendo la textura, suave, perfecta para que la flecha resbalara al dispararla.

— No tenías que hacerlo. — murmuré mientras posaba mis ojos en los suyos, con una pequeña sonrisa.

Mi corazón se había detenido unos segundos por la impresión.

— Lo vi y no pude pensar en nadie más que...en ti.— confesó mirando hacia otro lugar.

— Daryl. — lo llamé. — Me encanta.— mantuve el contacto visual.— Gracias.— me hice espacio y lo abracé nuevamente.

Esta última semana en Alexandria se había sentido vacía sin su presencia, sin sus bromas.

Sus brazos afirmaron mi espalda con fuerza y me permití afianzar el abrazo, pasando una mano su cabello, y lo sentí suspirar.

𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.Where stories live. Discover now