Capítulo 17: Caprichosa

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- Estoy en la delgada línea entre odiar y amar cuando eres caprichosa, me dan ganas de darte unas nalgadas para que hagas caso pero a la vez quiero follarte y premiarte con orgasmos.

Sus brazos se enrollan en mi cuello y comienza a darme besos en el cuello y mandíbula.

- Por mí puedes darme ambos, suena...tentador, diavolo....

No sabía de donde habia sacado aquel apodo pero estoy seguro de que va muy bien conmigo y me encanga que me diga de esa forma mientras la follo.

Sus manos me acarician la nuca y se acerca para devorarme los labios, sus manos me acarician el pecho y el abdomen.

Bajo mis manos de su cintura a su trasero apretandolo con fuerza y robandole un estruendoso gemido que me hace reaccionar enseguida.

Reparto besos por su cuello y pechos, quito su top deportivo con rapidez dejando sus tetas libres, acaricio sus suaves montículos y me prendo de sus pezones mientras bajo mis manos a su intimidad, hago círculos con mis dedos y ella echa la cabeza hacia atrás gimiendo desesperada.

- Más rápido...- murmura en un débil susurro.

Hago lo que me pide justo en el momento que comienzan a tocar la puerta de la oficina.

- ¡Amara!

El llamado del imbecil de su amigo inunda la habitación y ruedo los ojos mirándola con advertencia.

- ¡¿Qué?!- grita agitada.

- ¡Dijiste que practicariamos!

Acerco mi boca a su pecho y muerdo su pezón tirando de él.

- ¡Ah!- grita retorciéndose- ¡Enseguida b-bajo....adelantate!

Quito mis pantalones y abro su licra en dos ubicándome en su entrada.

- Debo ir...Alex.

Me meto de una sola estocada logrando de arquee su espalda.

- No irás a ninguna parte- beso su cuello- No pienso dejarte ir.

Abre la boca para reclamar pero gime de golpe cuando la embisto de manera brusca.

- Ahh....eres...un...imbécil

Lamo sus pechos y muerdo su hombro dejando marcas en su piel blanquecina.

- Espera..- jadea y me detengo de golpe pensando que le he hecho daño.

- ¿Qué sucede?

Me mira con los ojos oscurecidos.

- Haz espacio aquí, mi culo no cabe bien.

Una sonrisa perversa crece en mí, la cargo y tiro todo del gran escritorio, la recuesto apretujandole las caderas.

- Eres una mocosa pervertida- atrapo sus labios con fuerza- Me encantas...

Estiro su pierna sorprendiéndome de su flexibilidad y me adentro de una sola estocada, la follo duro como le gusta.

- Más....- Gime apenas.

- ¿Te gusta, mocosa?

Coloco mis dedos en su clitoris estimulandola al ritmo de mis estocadas, coloca los ojos en blanco y se arquea presa del placer que le brindan mis embestidas.

- ¡Dios!- grita- ¡No puedo más!

Su interior se contrae con fuerza succionandome por completo, se aferra a mi cuello y mueve sus caderas en busca de su liberación.

Salgo de ella y muevo mis dedos sobre su clitoris con rapidez desencadenando un squirt que moja todo el suelo, me empapa por completo y le saca gritos agudas.

Amor prohibidoWhere stories live. Discover now