𝐹𝑖𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑎 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑙𝑜𝑏𝑜.

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Buscamos a mamá entre las personas, algo difícil, pues la gente lo hacía complicado

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Buscamos a mamá entre las personas, algo difícil, pues la gente lo hacía complicado.

- Iré a preguntar por la izquierda, tú busca por el lado contrario. - Oredeno Chile, asentí comenzando a caminar por el lado contrario.

Avance por la multitud. ¡Malditos borrachos no caminar a gusto dejan!

Me asfixiaba el aroma a cerveza que desprendían con solo pasar a su lado.

- Disculpe.

Alguien me tomó de un brazo deteniendo mi andar. Me gire para así encontrar a un hombre encapuchado, su rostro era mayormente cubrido por un pasamontañas.

- ¿Cree qué pueda hacerle algunas preguntas sobre los incidentes sobre con el lobo? - Preguntó sin soltarme.

- No sé nada de eso.

Traté en vano de soltarme, más solo logré que lo hiciera más fuerte.

- Por favor, es para el padre Vaticano, le juro que no le pasara nada malo. Además, él también podría resolverle las dudas que tiene sobre ese animal.

Abrí los ojos sorprendido, si eso era cierto me convendría.

Suspiré rendido aceptando la petición.

- Diez minutos, no más, pasado ese tiempo, mi hermano vendrá a buscarme.

Afile la mirada, dando más seriedad.

El hombre asintió, me guió hasta la entrada del bosque; aún estaba ahí la gran carroza principal.

El hombre se quito su capucha revelando su traje de guardia, tocó dos veces, una pequeña rejilla se abrió, un par de ojos se veían a través de ella.

- Soy Corea del Norte, traigo a un testigo.

Habló con una voz gruesa y segura.

La rejilla se cerró nuevamente, seguido, la puerta fue abierta, revelando a un hombre con el mismo uniforme; tenía una apariencia muy similar al chico que me trajo.

Ojos rasgados café oscuro, cabello gris y piel blanca. La diferencia era que quien me trajo llevaba un parche en su ojo derecho.

Seguramente eran hermanos gemelos.

- Buena noche, joven, el padre lo espera. - El chico que abrió la puerta dio una reverencia hacia mí.

- Yo lo llevaré, Sur, tú encargate de vigilar la puerta, el lobo seguramente atacará.

Corea del Sur asintió, tomando su lugar de guardia.

El peligris me guió hasta una habitación más apartada de la carroza, tocó tres veces en espera.

- Adelante. - Se escucho una voz detrás de la puerta de ébano.

El guardia abrió la puerta, me dejó entrar primero.

𝐸𝑙 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑝𝑢𝑐ℎ𝑎 𝑦 𝑒𝑙 𝑙𝑜𝑏𝑜 𝑓𝑒𝑟𝑜́𝑧.Where stories live. Discover now