Capítulo 36. La Gran Boda.

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NARRA HERMIONE

Después de mi platica con Luna regresé a mi habitación, necesitaba hablar con Draco, estaba segura que juntos encontraremos una solución para lo que está pasando con Maris y la boda, después de todo se trata de su madre, pero yo no podía estar un segundo mas sin él, me dolía el solo pensar que él no me amara lo suficiente como para seguir soportando mi orgullo.

Me encontraba sentada en mi cama pensando en eso cuando  la puerta de la habitación se abrió y apareció un Draco muy afligido, me miró directamente a los ojos y se acercó rápidamente hacia mí, me besó fugaz mente e intento sonreírme.

–esta bien – dijo en un susurro – te presentare a mi madre como mi novia – lo miré confunida y a la vez alegre, por fin iba a hacerle frente a su madre, le hablaría de nosotros, fue entonces cuando un terror me invadio, sabía claramente que Narcissa Malfoy me odiaba con todo su ser y el saber que su hijo estaba enamorado de mi no disminuiría su odio.

– ¿pero qué dices? – pregunté intentando disfrazar los nervios con alegría.

– ¿era lo que querías no? – preguntó con una sonrisa incomoda – hablaré con mi madre después de la boda de la chica Weasley y le diré que irás a casa a cenar

– ¿a tu casa? – pregunté algo preocupada poniéndome de pie de un salto

–si, ella no te hará daño mientras estemos Maris y yo para protegerte –  me miró durante un momento como intentando evaluar mi reacción y luego sonrío – tendrás que buscar algo lindo para ponerte esa noche – me miro picaramente y se acercó a mi peligrosamente, retrocedí por insistió haciendo que callera a la cama – un lindo vestido tal vez, aunque... – su mirada recorrió todo mi cuerpo y me sonroje rápidamente – desnuda te ves divina – no puede evitar soltar una risa nerviosa y el se tumbo sobre mi dejándome atrapada contra el colchón

–No me presentaré ante tu madre desnuda Draco – dije riendo

–es una buena idea, así se dará cuenta que tan bella eres... –no me dio tiempo de responder pues sus fríos labios se apoderaron de los míos y me besó, respondí el beso sin titubear y sus manos rápidamente comenzaron a recorrer mi cuerpo, a través de la ropa enrede mis dedos en su cabello y solte un gemido cuando mordió mi labio inferior.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió de par en par.

– ¡Hermi! oh...yo...yo lo... Lo siento – Draco y yo nos incorporamos rápidamente y giramos nuestra vista hacia la puerta de la habitación donde una pelirroja muy aborchonada veía el piso atentamente

–no... No hay problema, Ginn – dije rápidamente, Draco me dio un beso fugaz y se dirigió a salir de la habitación

–Lo de la ropa linda es cierto, cariño, tienes que dar una buena impresión a mi madre – salió de la habitación dirigiéndome una linda sonrisa.
Mi mejor amiga me miraba con los ojos abiertos como platos y entró a la habitación cerrando la puerta tras ella.

– ¿buena impresión a su madre? – preguntó confusa, asentí con la cabeza

–El día después de tu boda iré a cenar a la mansión Malfoy para que Draco me presente con su madre – sentía los nervios a flor de piel

–vaya, el hurón se tomó muy encerio eso de luchar, amiga ese día se desatará la tercera guerra mágica – Ginny me miraba preocupada y yo suspiré

–Supongo que es lo mejor – dije evitando pensar en la cara que pondrá Narcissa Malfoy al verme entrar a su casa tomanda de la mano de su único hijo – ¿para qué me buscabas? – pregunté intentando sonreír

–aun faltan los vestidos de las damas iremos por ellos – dijo mi amiga tendiendo me una mano para ir de nuevo al París Muggle – será el último día de compras
Salimos de la habitación, fuera de la mansión Lestrange ya estaban esperándonos unos Harry y Ron mirando furiosos a un Draco sonriendo y a una Luna y Maris platicando alegremente
Sin duda hoy seria un día difícil....

No todo lo que brilla es oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora