Capítulo 13. No Me Puede Gustar Hermione Granger

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NARRA DRACO
Hoy era la última noche de castigo que pasaba con Granger, hoy era la última noche que tenía excusa para verla, habíamos estado platicando durante los descansos del castigo, y aún sigo sin entender cómo es que la humille todos estos años, ella es tan inteligente, tan responsable, tan sensible, tan humilde, tan divertida, era tan bonita, me incorpore de golpe ¿tan bonita? Me pregunte a mí mismo, estaba en mi habitación pesando en Granger, últimamente pensaba en ella muy seguido, siempre que nos mirábamos en el pasillo me mandaba sonrisas sinceras, su sonrisa eran tan bonita, entonces me volví a tumbar en la cama, si Granger era bonita, sus labios rosas eran perfectos cuando se curveaban en una sonrisa, sus ojos almendrados brillaban de una forma especial cuando me miraba, su suave piel bronceada eran tan cálida, su cabello revoltoso olía tan bien, vainilla, solté un profundo suspiro y cerré los ojos, me concentre en el aroma de su cabello, que de pronto me inundo las fosas nasales, ya había olido ese aroma en otro lado pero no lograba recordar donde.
La puerta se abrió de golpe y yo abrí los ojos molesto, Pansy entraba en mi habitación hecha una furia.
–La zorra de tu prima te está buscando, Draco – gruñó
–Maris no es una zorra – le dije mientras me ponía de pie – es mucho mejor que tu Parkinson
–No todo lo que brilla es oro, Draco – me dijo y salió de la habitación nuevamente enfadada.
Sus palabras me sorprendieron pero no le preste atención, Pansy se comportaba así porque estaba celosa de Maris y no la culpo, ella es mucho más bonita que Pansy, salí de mi habitación y efectivamente abajo en la sala común, estaba Maris Lestrange con su uniforme de Gryffindor, cuando me miro sus ojos se iluminaron y se acercó corriendo a mí.
–Draco – dijo en cuento estuve cerca de ella y se echó a mis brazos – tu madre acaba de escribirme – me dijo en el oído – necesitamos hablar
–Claro – le dije extrañado – vayamos a mi habitación ahí nadie nos molestara
Entramos a mi habitación y cerré la puerta con la varita – Muffliato –susurre y entonces me gire a Maris para verla, ella estaba sentada en el borde de mi cama con un sobre verde entre la manos, mire que temblaba por lo que me senté por un lado de ella, después de nuestro encuentro en la sala de trofeos, nuestra relación de primos, cambio, no sabía que éramos exactamente, nos besamos de vez en cuando y en Hogwarts ya corren los rumores de que estamos saliendo, eso no me incomoda en lo más mínimo, en realidad hasta yo mismo pensé que podía formalizar esto, lo que sea que tengamos, pero cuando veo a Granger en el castigo me olvido de todo y no hago otra cosa más que pensar en ella.
Veo como los ojos de Maris recorren mi habitación, sé que es más amplia que la de ella pues me ha dicho que comparte con la hermana de la comadreja, con Vane y con Patil, aun no sé cómo es que San Potter permite que su novia duerma en la misma habitación que Vane, sabiendo cuanto la odia, si Granger... Es decir, Maris... llegara a compartir la misma habitación que Pansy, yo mismo me encargaría de que ella no pasara una noche más en esa habitación ¿pero que estoy pensando? Sigo los ojos de Maris para olvidar mis pensamientos, entonces veo también que los colores de Slytherin no son iguales que los de Gryffindor por lo que de seguro también le sorprende cuando verde y gris hay por la habitación sin contar el negro de la alfombra, la puerta y las mesitas de noche, la mirada de Maris sigue recorriendo mi habitación, hasta que se detienen en mis ojos, y me sonríe tímidamente.
–Venia una carta adjunta – me explica al darme el sobre verde que trae en las manos – decía que leyéramos esta carta juntos.
–Bueno pues veamos que quiere mi madre – digo intentando sonreí pero en realidad estaba preocupado, ella tenía meces sin hablar conmigo o dirigirme la palabra, de pronto aparece Maris en nuestras vidas y aun no tengo ni dos semanas en Hogwarts cuando ya me escribe.
Abro el sobre verde que me extiende Maris, saco un pergamino algo largo y leo en voz alta:
"queridos Draco y Maris:
Espero que su semana en el colegio vaya muy bien, me he enterado por la madre de Pansy que han estado saliendo juntos, bueno en realidad cuando me dijo no pude dejar de sonreír, Draco te felicito, y Maris cuida a mi muchacho, espero verlos para navidad chicos, Ivory prometió preparar una exquisita cena, ha sido una gran compañía, Draco quiero decir que estoy muy orgullosa de ti por querer seguir con la pureza de sangre, me alegra bastante que sigas los pasos de tu padre y mío, nos vemos en tres meces cariño.
Maris, estuve hablando con McGonagall me ha dicho que quedaste en Gryffindor ¿Por qué no me lo dijiste cuando te pregunte? Bueno no importa en realidad me alegra que hayas estado en Gryffindor, es extraño pues ningún Lestrange había estado fuera de Slytherin, te diría lo mismo de los Black, pero un primo de tu madre fue el primero en estar fuera, aun así quiero decirte que estoy orgullosa de ti, los Gryffindor son muy valientes y honestos, estoy segura de que me enorgullecerás más.
Sin nada que decir Draco te digo que el lunes te mandare tu porción de dulces y chucherías semanales las había olvidado pero la compañía de tu elfa domestica me ha animado mucho.
Espero sigan bien, cuídense mucho (saben a lo que me refiero)
Atentamente: Narcissa Malfoy.
Paré de leer y sentí la mirada de Maris en mi cara, la levante y vi que estaba igual de desconcertada que yo.
–Maris tú y yo... - comencé pero me callo con un beso, un beso húmedo pues las lágrimas caían por sus mejillas, me empujo con todas sus fuerzas hasta que quede tumbado en la cama y ella encima de mí.
Se sacó el suéter y comenzó a desabrochar su corbata hasta que también la saco, volvió a besarme y automáticamente lleve mis manos a su cintura luego a través de su cadera hasta su trasero, se volvió a incorporar sobre mí y se sacó la blusa dejando ver su sostén negro y su piel morena claramente, me sonrió pícaramente entre lágrimas y dio una sacudida de cabello y ya no era ella, si no Granger, sus ojos, su pelo, sus labios, me atrevería a decir que hasta la piel que intenta esconder bajo esa ropa, mi cuerpo se tensó pude sentir como mi corazón se detuvo, como me olvidaba de todo, me olvidaba de que era un Malfoy y que no debía sentir nada por ella, era una réplica exacta de Granger, solo que no olía a ella, su aroma no era de vainilla si no a frutas tropicales, después de todo no era Granger si no Maris, quien volvió a besarme.
–Sé que es ella a la que quieres Draco – susurro entre mis labios – no hace falta que lo niegues me he dado cuenta como la miras.
Entonces me volvió a besar y se puso de pie volviese a vestir, ya tomando su forma natural, no podía decir nada, abrí y cerré la boca un par de veces para decir algo pero de mi garganta no salió ningún sonido.
–no hace falta que digas nada, me enamore de ti desde el momento en que te vi, solo sé que tú la quieres a ella y por mi está bien, podemos decirle a Cissy que tú y yo salimos, cuando quiera que demos el siguiente paso ya veremos que hacer – me quede helado y no supe que decirle, me volvió a besar y salió de la habitación acomodándose el cabello en una coleta alta.
¿Qué fue lo que dijo? ¿Qué me gustaba Granger? No, no dijo que me gustaba dijo que la quería, eso no era cierto, pero entonces ¿Por qué mi cuerpo reacciono así? Me olvide hasta de mí mismo, no, no puede ser cierto, no me puede gustar Granger, no puede ser cierto, me tumbe de nuevo en la cama y cerré los ojos fuertemente para alejar el pensamiento de Granger desnuda frente a mí, pero por más que intentaba pensar en otra cosa, como que pronto comenzarían los entrenamientos de Quidditch, o que mi madre había cambiado su actitud hacia conmigo sin ninguna explicación, pero por más que intentaba alejar ese pensamiento las palabras de Maris resoban en mi cabeza, me puse de pie de un salto.
–Granger no me pude gustar – dije mientras tomaba un libro de mi mesita de noche y lo tiraba contra la pared.

No todo lo que brilla es oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora