† NUEVAS VERDADES EMERGEN A LA SUPERFICIE †

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Tres días después.

La espera se volvía eterna para Caden, la tortura era insoportable. Gilbert aún no llegaba; no obstante, había enviado a su acompañante para informarle que todavía no se sabía nada de la salud de Angelina. Vasos fueron aventados y quebrados contra la pared, sillas habían sido rotas en nombre de la impotencia, los matones de Caden llegaron a temerle y trataban de no estar cerca para no ser víctimas en uno de sus ataques de ira.

—¡Esto va a matarme! —gritó y sin perder tiempo se dirigió al sótano, sus deseos de erradicarse de la tierra se volvía una tentativa poderosa, pero antes de hacerlo, él tenía que saber los motivos por los cuales Hunter lo había traicionado sin importarle su propia vida.

El hombre tomó una jeringa y se la clavó en la vena, acto seguido se extrajo sangre, posteriormente se internó en el sótano para sugestionar a su prisionero.

Hunter se encontraba en un rincón, sentado en la oscuridad con la cara hundida entre sus rodillas, dos hombres lo custodiaban, le habían colocado unas esposas por seguridad y amarrado sus piernas, Hunter era un hombre muy grande y por ende debían tenerlo inmovilizado.

—Salgan de aquí y déjenme solo con este traidor —Hunter elevó el rostro, Caden notó que su forma de mirarlo que ya no lo hacía de la misma manera en como solía hacerlo, ya no encontraba temor ni idolatría en ellos.

—¿Está seguro señor? Este hombre puede causarle mal.

—Soy experto domando bestias, no sería el primero tampoco el último...  Ahora ¡Lárguense! —los hombres no espetaron y se marcharon.

Ya a solas, Caden abordó a Hunter.

—¿Estás consciente de lo que me hiciste? Me jugaste sucio, basura —inició Caden el parlamento, Hunter continuaba cabizbajo sin prestar atención a las palabras de su acosador, la paliza que le habían dado lo dejaron ido, era como si su cuerpo se separara de su mente. —¿Así va a ser? ¡Tu respuesta es el silencio! Siendo así, entonces voy a devolverte al estado deplorable en el que te encontré —seguidamente Caden sacó la jeringa, Hunter observó el objeto.

—Esta jeringa contiene sangre contaminada con tuberculosis... te devolveré a tu belleza tísica —Caden comenzó a jugar con la jeringa mientras usaba las mentiras para manipular y torturar al hombre.

—Muchos escritores describen la belleza tísica, en aquellas personas de ojos con grandes ojeras, encuadrados en una cara de color alabastro, de piel que parece transparente, con dos rosetas muy rojas en las mejillas, muchas veces la comparan con manzanas carcomidas... Tú ni siquiera llegas a eso —Hunter estiro el brazo para sorpresa de Caden.

—Halagó, ya no de más vueltas —la respuesta del hombre sacó a Caden de quicio, tomó una silla y la estrelló contra Hunter, luego lo tomó por el cuello de la camisa.

Angelina: Liberación LIBRO IIIWhere stories live. Discover now