† SENTIMIENTOS EXPUESTOS †

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Miriam

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Miriam.

—Estoy aquí tirada en el suelo... donde me dejaste —susurraba Miriam, acurrucada a un lado de su cama. Los recuerdos de aquella noche, donde Caden había tomado hasta embriagarse, y donde le hizo el amor pensando en otra, no la dejaban en paz, el toque de sus manos se habían vuelto indelebles en su piel. —¿Qué has hecho? —sus sollozos subían de tono; sintió la necesidad de lastimarse. Miriam se levantó, tomó uno de sus espejos de mano y lo lanzó contra el piso rompiéndolo, acto seguido recogió un trozo de cristal y sin perder tiempo comenzó a lesionarse, su padre tocó a la puerta, ella no abrió, estaba concentrada en la sangre que brotaba de su antebrazo, salió del trance cuando su padre golpeo la puerta hasta derribarla.

—¡Miriam, hija que planeabas hacer! —gritó el hombre enardecido, seguidamente la desprendió del vidrio, la mujer comenzó a llorar. Las lágrimas de Miriam conmovieron a su progenitor.

—¡Maldito Caden, esta deshonra me la vas a pagar con tu vida!

—No padre, por favor... él nunca quiso casarse conmigo, yo lo obligué —George Hamilton exhaló de la conmoción que le causaron las palabras de su hija.

—¡Cómo puedes seguir solapando a ese sinvergüenza! Miriam abre los ojos, ese canalla se casó contigo porque así lo quiso, nadie le puso un arma en la cabeza para llevarlo al altar; no te rebajes más justificando a esa escoria que ha humillado el honor de nuestro apellido. ¡Manchó lo más preciado para mí que eres tú, mi única hija!

—No se puede llamar defender cuando de decir la verdad se trata, aquí el único infame es Gerald Greenwood, él siempre ha querido unirse a ti para que su fortuna sea más poderosa y yo fui su carnada. Caden me lo advirtió, él me pidió que desistiera del matrimonio y yo no lo escuché —George tomó a su hija por el rostro, pensó que deliraba.

—Por Dios cuanto daño te ha hecho ese hombre.

—No te miento papá, como tampoco es correcto que me quede apoyada en tu vida porque sería una escasez de cambios ¡Oh Dios necesito morfina para este dolor que me arranca el alma! Quiero correr tan rápido como pueda, ¡irme lejos, al medio de la nada! Desaparecer de mis miedos más profundos.

—¡Basta Miriam Hamilton! ¡Basta de seguir llorando por ese mal nacido! Caden Greenwood te mantiene enferma, ya es hora de que busque ayuda médica, hija tú no estás bien. Comes poco, la depresión va a acabar contigo. —Miriam no respondió nada a las conjeturas de su padre, experimentó la necesidad imperiosa de acurrucarse en su pecho, y así lo hizo, ya sintiéndose protegida, dejó salir su llanto, mientras en la mente de George la ira se acumulaba, él confrontaría a su yerno.

Angelina.

Vanessa entró apresuradamente, llegó hasta el cuarto de confección donde se encontraba Clara dibujando unos diseños; ella al ver a la mujer tan alterada se asustó.

—¡Qué sucede niña! —se adelantó en preguntar Martina.

—¡El duque está herido! —dijo sin titubear, en ese momento venía entrando Angelina y escuchó a Vanessa, su preocupación no se hizo esperar.

Angelina: Liberación LIBRO IIIWhere stories live. Discover now