Sólo somos humanos

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Muchas gracias por su apoyo, espero que esto les guste. 

Declaimer:

Naruto NO es mío, es de Masashi Kishimoto.

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Episodio

XV

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"Prometo que sostendré tu mano aunque el por siempre se acabe hoy"

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Las siluetas de la gente se desvanecen en el aire como el vapor de una exhalación en pleno invierno. No importa cuánto se aferren los dedos, esas manos unidas se terminarán soltando las unas a las otras y la separación sabrá más dolorosa que las heridas que se hicieron al sostenerse con todas sus fuerzas.

Nunca se debe dar por sentado nada, aunque uno sepa el inminente final de las cosas tan comunes. Si los humanos pudieran anticipar desde el inicio todos los daños colaterales, no estarían dispuestos en lo absoluto a permanecer al lado de otros. Porque cuando pierdes algo que amas, la locura hace presencia en el sistema, y tal como una enfermedad crónica, se queda ahí y nunca sana. Era mejor no aferrarse a nadie; si no tienes algo valioso, es más seguro que jamás perderás una parte de ti si la otra persona desaparece y te deja solo.

Una esperanza vana, es demasiado para soportar en unos hombros heridos.

Hacía tanto que había renunciado a ese tipo de pensamientos que ya no recordaba cómo se sentía. Tampoco es que le importara mucho recobrar ese tipo de inservibles emociones. No iba a cambiar ahora, no cuando ya tenía decidido su camino. Una vereda llena de espinas era más adecuada para expiarse. No es que fuera a pedir perdón, sin embargo sabía de sobra que siempre estaba buscando castigarse, porque aquel que podía aliviar su tormentoso destino, jamás volvería a su lado.

Giró la llave tres veces hasta que escuchó el leve sonido que producía el pestillo, guardó el objeto de metal dentro de su bolsillo y luego se viró sobre su eje en un movimiento sutil. Llevó sus manos a la capucha de la sudadera azul que llevaba debajo de su cazadora negra y se la colocó sobre la cabeza para cubrir un poco aquellas marcas todavía amoratadas que le adornaban el semblante, algunas incluso ya estaban amarillas y la costra de su labio inferior estaba ya endurecida, tanto que se le volvía a abrir la herida si separaba demasiado su boca. Era un incordio incluso para comer. Sintió como sus músculos aún se resentían con los movimientos, restringiéndolo de su libertad al caminar. Observó la venda con la que se había cubierto una cortada en la palma de la mano izquierda, misma que nació al intentar vanamente defenderse.

No había podido hacer nada, ni siquiera soñar con responderle, sólo se quedó estático, como si su voz fuera una descarga eléctrica que desencadenaba en él una combustión de emociones letales. Era como un veneno que le recorría las venas con ardor, que lo dejaba indefenso como un mocoso, y al mismo tiempo le hervían en el estómago las ganas de matarlo con sus propias manos. Pero sabía que eso nunca pasaría. Porque esa persona, tenía razón. No había asesinado a su hermano.

Lo había hecho él.

Y ahora sólo estaba pagando las consecuencias de ello.

Chasqueó la lengua y estrechó la mirada. Se detuvo en su camino al bajar las escaleras, pues su hombro izquierdo se estampó contra alguien. El moreno dirigió su mirada muerta hacia dicha persona y no le sorprendió en lo más mínimo encontrarse con unos chispeantes ojos azules como el mar. Los rubios cabellos crespos estaban cubiertos por un gorro de lana grueso y su gabardina café se notaba bastante acogedora. Naruto lo miró de forma retadora, no pasando por alto las marcas en su cuerpo y él sólo atinó a ignorarlo olímpicamente. Pretendió seguir su camino, como si no se hubiera topado con el Uzumaki, quien resopló y acomodó el maletín que cargaba sobre su hombro.

Say Goodbye Dear Stray CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora