Un pequeño mundo

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Episodio

IV

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"Voy a desaparecer y aun así quiero estar junto a ti"

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Dentro de la biblioteca escolar, un pequeño mundo se formó. Un mundo que sólo estaba hecho por dos. El gato callejero no era para nada sincero, siempre le lanzaba miradas feroces y entraba sin hacer ruido puntualmente todos los días a la sala. Probablemente si no estuviera obligado a permanecer en la escuela por el castigo que su tutor le había impuesto, él ni siquiera repararía en ese sitio que Hinata tanto apreciaba. Y tampoco se acercaría a ella, mucho menos dirigirle más de dos silabas o siquiera una frase completa, le había dejado muy en claro que no le apetecía trabar amistad con su persona y se mantenía fiel a su ley de distancia.

No decía ni hola ni adiós.

Y aunque resultaba frustrante en cierta medida, la Hyuuga no se iba a rendir tan fácilmente con él. Por alguna extraña razón, ella deseaba ser cercana a ese muchacho tan huraño. De alguna manera su aire de soledad le recordaba a su propia existencia, sólo que la diferencia entre ellos, era que el Uchiha la aceptaba sin oposición y ella desesperadamente trataba de escapar de sus dominios.

Cuando ella se la pasaba entre los archiveros de la sala anotando los títulos de algunos materiales, Sasuke reposaba cual gato somnoliento sobre el sillón del área de descanso. Era un poco malhumorado, arisco y gruñón cuando ella invadía el sitio, como si éste siempre hubiese sido de su propiedad, lo que a ella se le hacía un poco gracioso e incluso se atrevería a usar la palabra lindo. Más no lo admitiría a viva voz, al menos no mientras su deseo de ser fulminada con la mirada siguiera siendo igual a 0.

Al paso de los días, con paciencia y esmero, descubrió que él detestaba los dulces. Siempre torcía la boca cuando le miraba dejar pastelillos de mantequilla y cerezas en la mesita para que él probara, por lo que persistentemente le llevaba cosas más amargas o saladas, y aunque en un inicio Sasuke se rehusaba a tomarlas, poco a poco fue cediendo. No obstante, el moreno seguiría siendo tan mezquino como solía ser en lugar de admitir que estaba agradecido por ese tipo de cosas. No era honesto. Pero eso era una parte encantadora de él según Hinata, le recordaba mucho a un gato. También descubrió que usualmente le gustaba dormir sobre su lado derecho y tenía una extraña manía de recargar la barbilla contra el dorso de su mano mientras pensaba.

Él decía ser peligroso, pero ella lo dudaba, su comportamiento no delataba ninguna intención de lastimar a otros.

¿No era lo contrario?

Más bien parecía que él era quien no quería que lo hirieran.

No quería involucrarse con nadie.

Dejó a un lado los libros luego de terminar con su revisión y se dirigió a una de las estanterías para buscar el siguiente material que debía evaluar. Estaba en el sexto peldaño de la estantería. Se puso de puntillas tratando de coger el primer libro, después de todo el banquillo que usaba siempre estaba en el primer piso de la biblioteca y seguramente tardaría más en traerlo que el tiempo que lo usaría para terminar su labor, por lo tanto, desistió de la idea de ir por el objeto y se encomendó a su propio ingenio para conseguirlo. Estiró los brazos y apenas si lograba rozar el empastado con la yema de sus dedos.

Diantres, estaba demasiado alto.

—Sólo un poco...— susurró mordiéndose el labio inferior.

—¿Eres tonta?— la profunda voz de Sasuke hizo que se paralizara cuando sintió su presencia muy cerca de su espalda.

Say Goodbye Dear Stray CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora