XVIII: Stop, don't be so kind

Start bij het begin
                                    

Había recibido aquel insulto durante tanto tiempo que escucharlo una vez más no debió doler, pero lo hizo. Aún quería ser querido, reconocido, observado más que como un error para ellos y para la familia Tsushima.

Apreté los puños, pero mantuve mi rostro sereno. Sin transmitir el miedo que sentía. Una perfecta expresión en blanco, estoico e imperturbable; el niño tranquilo, sin emociones, casi invisible que siempre desearon.

Pero ni siquiera esa actitud era suficiente para hacerles sentir conformes conmigo.

―No lo sé ―repetí, en voz baja y serena, formal y distante―. Padre... no sé de lo que estás hablando...

Tanto mi padre como madre se burlaron de mi desconocimiento. Me miraron con asco y poco a poco comprendí lo que sucedía. Estaba seguro de que, en ese momento, mi piel perdió el poco color que poseía y sentí un sudor frío. Se deleitaron al verme perder la compostura, disfrutaron de quitarme lo poco que apreciaba y destruirlo frente a mis ojos.

Dos años, casi tres, ocultando mi pequeño oasis de aguas azules y arena rojiza y ahora estaba en sus manos.

―Yo...

―¿Qué dirá la familia? ―preguntó mi madre. Detrás del hombre furioso y silencioso que no me quitaba la mirada de encima, ella me observó con dolor, decepción maternal y lágrimas falsas―. Ibas tan bien, Osamu, tan bien... Estábamos orgullosos de ti, al fin te habías tranquilizado después de dos terribles años.

Sabía que mentía, sabía que todo era un engaño porque yo utilizaba las mismas palabras y expresiones cuando quería manipular a alguien, pero, incluso si sabía que no era más que teatro de su parte, escuchar esas palabras, aquellas que siempre quise y que perdí sin ni siquiera saberlo, me empujó hacia el pánico.

Me sentí temblar de pies a cabeza, casi queriendo suplicar que olvidaran todo. Quise arrodillarme y jurarles que sería un buen hijo, que haría lo que fuera para hacerlos sentir orgullosos, incluso si eso significaba abandonar aquello que me entregaba un poco de felicidad.

―Estábamos tan felices ―sollozó ella, con esa voz suave y venenosa. Sus lágrimas eran falsas, pero no así las que se reunían en los bordes de mis ojos―. Tu padre pensaba en darte el apellido Tsushima y presentarte ante tu abuelo formalmente, pero ahora... ¿Cómo esperas que lo hagamos? ¿Qué pensará la familia cuando se enteren de tus... gustos?

Un maestro nos había visto besarnos durante el almuerzo. Ni siquiera dudó en llamar a mis padres, no sabía cuál era la situación de Chuuya, pero no podía concentrarme en otra cosa que no fuese el pánico que aumentaba en mi pecho.

Mi madre parecía disfrutar con la ansiedad que mi rostro reflejaba, satisfecha del castigo que estaba por recibir en venganza por haber tenido que parirme, darme un apellido y truncar cualquier estúpido sueño que alguna vez poseyó. No era mi culpa, pero eso a ellos no les importaba.

Solo se preocupaban por ellos, por las apariencias, por lo que la "familia" pudiera decir sobre su fiasco de matrimonio y horrible niño no deseado.

Recibí un golpe más. Me sentí aturdido, casi perdiendo el equilibrio si no fuese por la mano que me sostuvo. Minutos después, desearía tanto que simplemente me hubiera dejado caer y me pateara hasta desfallecer.

Padre me arrastró a una habitación, obligándome a caminar, aunque mi cabeza dolía por el fuerte golpe y todo lo que veía se duplicaba. Me lanzó dentro del cuarto, a la cama de invitados que nunca era utilizada. Me quedé quieto, confundido, temeroso y sin saber si debía quedarme callado o balbucear una disculpa. No tuve tiempo para nada de ello.

Leave the kiss for later [SKK]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu