XV: You're not sorry

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Por un momento, quiso regresar y preguntarle a Dazai que ocurría. Notaba un cambio en él, como si algo faltara a su lado, y aunque le preocupaba, sus propios deseos eran más fuerte que cualquier otra cosa. Por primera vez en su vida, Atsushi no se sintió culpable de ser egoísta, no cuando se topó con Akutagawa apenas salir de la biblioteca de la Facultad de Humanidades.

Si bien había visto al pelinegro en la mañana en los pasillos de la Facultad, su corazón volvió a agitarse cuando le tuvo enfrente una vez más. Sintió nerviosismo correrle de pies a cabeza en cuanto la mirada grisácea del guitarrista se posó en él, observándole en totalidad: su rostro, su ropa, todo su ser. Atsushi se sintió expuesto bajo la mirada de Akutagawa, aunque el otro no expresaba nada, mientras caminaba directamente hacia él.

Recordó los consejos que acababa de recibir de parte de Dazai y sintió un calor excesivo en sus manos. ¿Qué debería hacer? ¿Qué debería decir? ¿Cómo debería actuar? ¿Realmente iba a atreverse...?

Sí, ya no había vuelta atrás. Estaba cansado de mirar desde lejos y soñar despierto. Quería a Akutagawa y no le importaban los medios que tuviera que utilizar para conseguirlo, incluso si eran aquellos que siempre despreció y que jamás pensó en emplear. El sentimiento de culpa y repulsión hacia sí mismo no importaba si es que, al final del camino, lograba ser él quien estaba junto a Akutagawa.

Empujó el nerviosismo y la culpa hasta lo más profundo de su cabeza con tal de solo recordarlos durante la noche. Sin embargo, un poco del primer sentimiento logró escaparse de igual forma y Atsushi terminó por ordenarse el mechón más largo de su irregular cabello detrás de la oreja, sin saber qué hacer o dónde poner sus manos. Cuando Akutagawa estuvo frente a él, el albino no pudo evitar darle una sonrisa tímida, pero el guitarrista solo le miró de pies a cabeza con una expresión despectiva pegada al rostro.

―¿Qué haces de pie frente a la puerta con esa cara de idiota? ―inquirió―. Muévete.

El nerviosismo y la timidez desaparecieron de inmediato. Atsushi suspiró. Frustrado, se revolvió el cabello hasta que aquel mechón más largo, al cual durante su tiempo en Yokohama tiñó una delgada línea negra, volvió a cubrir parte de su rostro.

―Te juro que intento ser agradable contigo, pero no puedo...

―Entonces no lo hagas y solo muévete, me estás cubriendo la entrada.

―Acabo de llegar también ―mintió, ignorando el calor que sentía en el rostro a causa de toda la situación, y este aumentó cuando Akutagawa solo se burló de él.

―Acabas de salir, te vi.

―¡D-da igual! Recordé que necesito otro libro, sí, tengo un ensayo que escribir...

Balbuceando para sí mismo, se dio la vuelta y volvió a entrar al edificio, ignorando el "qué idiota" que Akutagawa soltó y también la casi imperceptible sonrisa con la cual el pelinegro le miraba mientras le seguía al interior de la biblioteca.

El pelinegro se acercó directamente al mesón y pidió al bibliotecario el libro que necesitaba. Mientras el trabajador se marchaba a buscarlo, Akutagawa le cuestionó a Atsushi qué tomo buscaba. Nervioso, el albino respondió el primer título que se le vino a la cabeza, felicitándose a sí mismo cuando mencionó aquel sobre el cual escribiría, pero recordando que ahora tendría que pasear con la posible vieja y desgastada edición que la biblioteca le entregaría. Tendría que ocultar aquella más reciente que compró por internet después de su primera clase y que ya no podía cancelar.

―Hice un ensayo de esa misma corriente literaria el año pasado ―comentó Akutagawa―. Puedo prestártelo para que veas como realmente se redacta un buen ensayo.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now