VII: Bad idea

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Quedaban dos días antes de una nueva presentación y Akutagawa los estaba esclavizando.

Toda la semana transcurrió de esa misma forma. Ensayaban por más de cuatro horas, con intervalos de descanso que no iban más allá de quince o veinte minutos. ¿Se quejaban? Por supuesto, pero no importaba lo que dijeran, Akutagawa los ignoraba y les obligaba a continuar.

Bueno, no los obligaba realmente, pensó Chuuya. Si no estuvieran dispuestos a ensayar hasta el cansancio, simplemente dejarían los instrumentos de lado y se marcharían, pero ahí estaba cada uno de ellos. Podía ver a Higuchi hacer girar las baquetas entre sus dedos y volver a golpear los tambores. Al otro lado, Tachihara seguía jugueteando con las cuerdas de su bajo y repasando los acordes que Ryuunosuke escribió. Lo mismo hacía Gin, escuchando atentamente las indicaciones de su hermano mayor, corrigiendo los errores que este señala. Y él, seguía de pie frente al micrófono, con esa pequeña libreta abierta entre sus manos, repasando las frases que había escrito esa noche después de encontrarse con Dazai.

No era un poema, no podía considerarlo uno. 

Esa noche, tras regresar a su departamento e intercambiar un par de palabras con sus compañeros de piso, volvió a abrir su viejo cuaderno de poemas. Releyó cada uno de ellos otra vez, recordando los sentimientos que había albergado por el moreno en aquel tiempo. Mierda, lo que escribió era tan cursi y, sintiéndose un poco asqueado de sí mismo y tanta melosidad, también un poco triste de ver cómo todo acabó para ellos, no pudo evitar tomar una nueva hoja de papel y escribir los sentimientos contrarios a aquellos que reflejó años atrás.

En aquel viejo poema reflejaba toda la confianza que sentía por Dazai. Lo mucho que las vagas promesas y palabras cariñosas le hacían pensar en un futuro juntos, sin esperar que esa ilusión se rompiera en algún momento. Lo nuevo que escribió, relató su deseo de haberse dado cuenta de que todo acabaría de esa forma para librarse del dolor posterior. Y al recordar que Dazai no podía ser honesto con él, no pudo evitar escribir sobre las obvias mentiras que, incluso cuatro años después, este seguía dándole.

Enojado, resentido más por las acciones del presente que por las del pasado, se durmió en cuanto terminó aquello y lo releyó a la mañana siguiente. Lo que escribió esa noche no tenía métrica, tampoco rimaba en la mayoría de los casos, pero cuando se lo enseñó a Akutagawa, al chico le gustó.

Cambiaron un par de palabras, agregaron otras, eliminaron unas pocas y Akutagawa al fin obtuvo la nueva canción que tanto quería. Chuuya no podía decir que estaba feliz con el resultado, pero el pelinegro se veía bastante satisfecho, y fue suficiente para inscribir a la banda en una nueva noche de música en el Falling Camellia. Por supuesto, agregar el resto de los instrumentos a la canción y ensayarla fue una tortura absoluta, solo tenían un poco menos de dos semanas antes de la presentación, pero el arduo trabajo y las clases le hicieron olvidar en parte a Dazai.

Claro, pensaba en él cada vez que debía cantar esa nueva canción, pero al menos el dolor que afloraba venía bien para la expresividad de su voz. Akutagawa estaba absolutamente encantado con la profundidad que transmitía, pero cuando se enteró de la razón no solo lo regañó por haberse reunido con Dazai, sino también se sintió culpable por estar tan emocionado por una canción que provenía directamente de un reciente pesar.

No importaba, le dijo Chuuya para tranquilizarlo. Incluso si esa nueva letra nació desde la pesadumbre, después de cantar se sentía más aliviado y, mientras más tiempo pasaba, menos dolía.

―Vamos a tomar un descanso de una hora ―anunció Akutagawa, atrayendo la atención de todos―. Reservé la sala hasta las seis de la tarde, así que pueden ir a almorzar.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now