37. En Cuestión De Minutos

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Humo, luces y ruido,ese es el ambiente en cuestión de minutos.

El auto está en pérdida total pues acaba de chocar con un camión que descargaba algunas cajas para una tienda, él está adolorido, inconsciente y totalmente ensangrentado. Jamás pensé verlo de esta manera, es tan trágico que me da miedo.

Ella sale de la cafetería al escuchar las sirenas de los autos policíacos acercarse, estos rodean el área y acordonan todo para evitar que las personas que comienzan a acercarse estorben con el protocolo. Charlotte no tarda nada en reconocer el auto de Jace, que aunque es difícil por el daño que tiene, es visible verlo desvanecido en el asiento. Antes de que ella pueda reaccionar, Daphne, Ken y Leo llegan corriendo para quedarse en total shock al ver la escena tan de película que están presenciando.

—No es él— murmura Daphne con voz temblorosa.

—Lo es— murmura Leo sin poder retirar la mirada.

Sin poder decir nada más Daphne se quiebra en un llanto incontenible, y lo imagino, perder a tu mejor amiga y luego ver en ese estado a tu mejor amigos debe ser sumamente doloroso.

—¡No, no puede ser él! —grita Daphne aferrándose a su blusa atrapándola en sus puños. —¡No es él!

—Daphne, respira, hay que alejarnos— dice Ken tomándola de la mano tratando de alejarla, pero ella arrebata su mano y niega.

—No lo puedo dejar solo.

—Necesitas calmarte— murmura Ken mirando por cortos segundos la escena en la que está envuelto su mejor amigo, en su cara se nota el terror que tiene ante la situación, pero él siempre ha sido como el padre del grupo. Obviamente pondrá primero otros sentimientos antes que los suyos.

—¡Ayúdalo, por favor! — le súplica aferrándose a su brazo.

—Daphne...

—Ayúdalo, tienes que hacerlo, él se tiene que quedar.

Mientras tanto Leo solo mira a su amigo a lo lejos, con el sentimiento de no poder hacer nada por él, ni siquiera ir a tomarle la mano y mostrarle su apoyo porque no puede dar ni un paso, y el estado de Charlotte no es tan diferente, la presión que siente sobre su cuerpo no es buena, está en un estado similar al que tiene Leo.

—Necesitan alejarse o no dejarán pasar— ordena un policía por un altavoz, se acerca hasta los cuatro amigos y los aleja de la cinta amarilla.

—Por favor, déjeme pasar, él es mi mejor amigo— súplica Daphne.

—Lo siento, señorita, si la dejo pasar solo retrasa todo, necesitamos área despejada, su amigo está delicado y necesita ser atendido de inmediato.

La verdad más dolorosa.

La sirena de la ruidosa ambulancia cada vez está más cerca hasta que esta se detiene a unos metros del accidente, antes de que los paramédicos bajen y preparen la camilla y lo necesario él despierta.

¡Despertó!

Luce tan diferente a como lo recordaba, ahora tiene ligera barba de algunos días, se peina diferente y su cuerpo se ve un poco más delgado que antes. Bueno, ya no es un adolescente.

—Me duele—susurra de forma casi inaudible. Levanta una de sus manos como reflejo pero la deja caer causando aún más dolor, mira hacia dónde el dolor proviene y se percata de que tiene algo encajado, algo pequeño y largo está encajado en su torso, trata de sacarlo con las pocas fuerzas que le quedan pero justo lo detienen.

—Tranquilo, no lo toques, es mejor que se quede ahí— murmura un paramédico mientras se coloca los guantes con extrema rapidez.

—Me duele mucho—arrastra las palabras—no... no respiro.

—Todo estará bien, no hay pánico al cual temer, ahora escucha, no te muevas porque te vamos a ayudar. Vas a vivir amigo.

Como puede asiente y se queda quieto, aunque ha tratado de calmarse, la adrenalina continúa en su cuerpo haciendo que su respiración siga mal.

—Doctor... duele mucho—se queja en un hilo de voz.

Su vista cada vez es más borrosa, sus ojos cada vez luchan con abrirse en cada parpadeo, y su cuerpo débil continúa queriendo seguir. Como puede gira su rostro y mira a esas cuatro personas que le quedan de frente, a Daphne llorar arrodillada en el suelo, Ken tratando de ser fuerte limpiando sus lágrimas con su mano, y a Leo negar incontables veces mientras le mira al borde del llanto, luego mira a Charlotte, aquella chica que le ha hecho tan feliz

Con lágrimas en los ojos él le pide perdón en un susurro una y otra vez, algunas de forma completa y otras entrecortada, ella le sonríe y asiente con lágrimas en los ojos.

Tose escupiendo un poco de sangre, cierra los ojos y comienza a pedir perdón.

Perdón a su familia, a su madre y a su padre por ser un mal hijo, a sus hermanas por no darles el hermano mayor ejemplar que se merecen, a sus amigos por ser una persona despreciable y desconsiderada. A todos, pero sobre todo a él, por no haber sido capaz.

Mira una vez más a sus amigos y les susurra:

—Por favor.

Leo llora y asiente, Ken finalmente se quiebra y asiente, Daphne grita de forma desgarradora y baja la mirada derrotada, y Charlotte solo le dice entre lágrimas:

—Ve.

Él respira y tose una vez más escupiendo sangre cuando un par de paramédicos se acercan a él, cierra los ojos con fuerza y suspira.

Lo último que le he escuchado murmura ha sido extraño.

—Por fin tendré la tranquilidad para leer mi carta.

Porque es verdad, el camino acaba cuando ya no lo puedes soportar.

Por toda la eternidad ✅Where stories live. Discover now