14. 2 De Marzo

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¿Qué pasó ayer?

Me levanto de la cama con un poco de mareos y me quedo mirando el suelo como por cinco minutos, solo en lo que trato de recobrar fuerzas. ¿Pero qué he tomado?

Voy hacia la sala de la casa y me encuentro a Daphne y Ken sentados en el sofá mirando la tv apagada con la mirada perdida, mientras miro la escena el soundtrack que tengo es a Leo vomitando en el baño.

—Buenos días—murmuro y me tumbo junto a Daphne, quien me acurruca con ella.

—¿Tú nos colocaste la cobija? —pregunta Ken mirándome con desamparo.

—Sí, cuando llegué.

—Gracias porque tengo frío.

Ahora los tres nos quedamos viendo la tv apagada con Leo muriendo de fondo.

¿Qué pasó ayer?

Solo recuerdo que Charlotte me enseñó a bailar un poco, luego recuerdo ir a la cocina, saludar una persona y luego tomé un shot de algo color azul, y después todo es totalmente negro.

Dios, mi cabeza duele mucho.

—Hay que preparar las maletas—murmura Daphne sin moverse un solo centímetro.

—Si me levanto juro que voy a vomitar con Leo—respondo.

—¿Qué? —pregunta el antes mencionado mientras se tumba a un lado de Daphne.

—Que tu vómito es bonito—sonríe Daphne abrazándolo.

¿Pero qué cosa acabo de escuchar?

—Nadie nunca me había dicho una cosa tan hermosa—le responde.

Giro lentamente mi cabeza en dirección a Ken, quien sorpresivamente está haciendo lo mismo, ambos tenemos la misma mueca de asco, y es que ¿qué clase cumplido es ese?

—Son asquerosos—susurro.

—El amor lo vale todo— responde Leo.

—Yo nunca haría algo asqueroso por alguien. Esa sería una gran prueba de amor, y paso.

—Claro, enamorado dejas hasta que te huela los pies— dice Leo entre una risa débil.

Pies, queso, Chihuahua, Charlotte...

¿Cómo estará ella?, ¿recordará algo?, ¿se encontrará bien?, ¿sí la dejé en su casa?

—¿Le hueles los pies a Leo? —pregunta Ken a Daphne sacándome de mis pensamientos y las miles de preguntas que estaba próximo a hacerme.

—No, lo vio en una película, lo juro —alza las manos en el aire demostrándose inocente.

—No lo quiere hacer, es mi fetiche frustrado.

—¿Por qué? —pregunto desconcertado.

—¿Por qué no?

—Leo necesita ir al médico, le haré una cita próximamente—afirma Ken sin dejar su frazada de lado.

—No necesito un médico, solo un beso de esta bella chica.

Antes de que sus labios toquen la mejilla de Daphne ella lo detiene.

—Que tu vómito sea bonito no quiere decir que quiera un poco en mí, lávate los dientes o no habrá acurrucada hoy.

—Claro que sí mi señora, todo sea por ese abrazo.

Son, son, son tan yo adolescente.

[...]

Meto las últimas playeras en la maleta y la cierro, la dejo junto a la puerta y camino hasta la habitación de Daphne, justo cuando entró ella cierra la maleta y me mira.

Por toda la eternidad ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora