APARTAMENTO 312

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Pagué al conductor y bajé frente a la enorme reja principal. No me molestaba caminar el restro del camino.

La noche era fresca. Sólo esperaba que la comida no se enfriara.

Toqué a la masiva puerta de roble principal pero nadie atendió. Supongo que ya estaban dormidos o no deseaba tener tanto personal como para atender por las noches.

Sin más remedio, ingresé el código que él abuelo mismo me había dado días atrás y abrí la puerta.

La mansión era apenas de dos pisos, pero larga y ancha por kilómetros.

Las luces estaban encendidas de forma tenue pero acogedoras. Lo suficientemente brillantes para poder ver con claridad.

-Holaaa...-hablé en voz alta, pero no obtuve respuesta. Subí las alfombradas escaleras principales en búsqueda de cualquier signo de vida.-Abuelo?!!!. Estas ahí?...

Demonios, esperaba que estuviera en casa y de ser así, que estuviera solo. No quería interrumpirlo si estaba en una de sus famosas citas.

Porque si en algo se parecían papá y él abuelo, era en lo mujeriego de jóvenes.

Seguí avanzando guiándome por mi instinto a lo que debería ser el estudio principal.

-Abuelo?...-volví a decir cuando llegué a una puerta doble entreabierta. Salía un poco de más de luz y una suave música típica de la época.-Estas aquí, puedo pasar?.-continué dando un par de toques en la entrada. Pero el silencio reinó.

Abrí con cuidado, notando lo amplio de la estancia. Si, era un estudio tipo laboratorio. Había muchas cosillas aquí y allá. Suponía que eran novedosas en estos años.

Di un par de pasos hasta ver a Howard Stark.

Parte de su mano derecha reposaba en la mesa a su lado, mientras su dedo índice sostenía toda su cabeza.

Él solo estaba ahí, con los labios entreabiertos murmurando un montón de cosas.

Su mirada fija en un pizarrón lleno de garabatos delante de él. Pero alrededor de sus ojos reinaban unas enormes manchas oscuras. Signo de que no había descansado en un muy buen tiempo, al igual que su ropa desgarbada.

-Abuelo...-murmuré, pero ni siquiera lo notó.-Abuelo!.-exclamé mas alto, pero el resultado fue el mismo.

Suspiré y moví la pizarra desde mi lugar, hasta el otro extremo. Tambien di la vuelta a su silla en mi dirección.

Eso si que lo despabiló. Su mirada estaba llena de sorpresa.

-Pequeña! No te escuché entrar....

-Que estas haciendo?.-pregunté de forma acusatoria. Sabía muy bien lo que estaba haciendo.

-Nada! Nada!.-le quitó importancia, levantándose.-Pero mírate! Por fin mi nieta pisa mi casa. Ese cascarrabias anticuado al fin te liberó. Rogers y su trasero egoísta.

-La veradad es que terminé por escaparme. Aproveché la salida con Peggy y vine para acá.-murmuré dejando la bolsa con hamburguesas encima de una mesa metálica.-Tenía la esperanza de cenar juntos...

-Tenías?...

-Si. No esperaba encontrar a mi abuelo sentado frente una pizarra como un Zombie.-pronuncié preocupada.-Abu, no tienes porque estar todo el tiempo intentando resolver mis problemas. En serio. Incluso yo lo estoy tomando con calma.

-Princesa...

-Ya haces mucho por mi.-continué.-No digo que dejes de ayudarme, solo que todo es con equilibrio. No pares de salir por mi culpa. No te encierres aquí. Vive tu vida abuelo. No hay nada mas importante. Ya pondremos días y horarios para vernos y discutir los problemas cuanticos.

THE LOST LEGACYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora