- mi plus ultra, lo eres tú... -
Obviamente créditos a Kohei Horikoshi por crear tremendo manga.
Pd: ninguna imagen es mía, solo las edito, todos los créditos a su respectivo creador.
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Martes 07:09 PM
Practicabas una y otra y otra vez los acordes pero terminabas por trabarte en medio del primer tiempo. - ahg... - Jiro recién entraba y oyó tu queja, por lo que rió tiernamente mientras dejaba la bandeja con chocolate caliente en la mesa baja.
- tómate tu tiempo, es complicada la nota, más si vas a cantar al mismo tiempo... Si quieres podríamos simplificar algunos acordes o quitar... - negaste rápidamente tomando la guitarra más segura entre tus brazos, mirándole fijamente a su reflejo gracias a la luz de la habitación - no, la melodía es perfecta tal cual está - le rechazaste su sugerencia tranquila mientras un poco atemorizada de olvidar las notas volvías a intentar.
La melodia había tardado dos días en hacerla, ya en el tercero estabas practicando como tocarla. - mira, tómalo más cerca de la boca de tu estómago, pegalo a tí - y te ayudó en la postura mientras lo acomoda entre tus manos mientras en silencio aprendías de ella y le hacías caso continuamente sin chistar. A la muchacha le fue fácil comprender en las primeras horas de enseñanza que te lo estabas tomando muy en serio a esto, así que se comprometió al 100% en enseñarte.
- ¡muchas gracias, maestra Jiro! - y sonreíste divertida entre risas, por lo que avergonzada la de lóbulos largos, se sonrojo y luego pensó en voz alta - maestra... - sonrió un poco más segura y luego asintió, siguiendo con la explicación - empezamos desde el inicio - te sentaste rápidamente en el borde de la cama mientras ella caminaba de un lado a otro lentamente - y uno, dos, tres! -
(...)
. . . . . . . . .
Miércoles 04:07 PM
- ¡Jiro! ¡¿Cómo era la nota?! - preguntaste desde el pasillo asomandote por las puertas del salón de música en medio del receso. La nombrada volteó y gritó rápidamente - recuerda como lo cantamos y después... - chasqueaste los dedos recordando al instante y luego te fuiste adentrando en el salón - ¡arigato! - gritaste fuertemente y ella asintió - ¡no hay de qué! -
