5- Madre gobernante

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Vanessa
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Cenar con mis padres es como estar en un funeral, de veras, ni siquiera hablan, odio el silencio, y ellos son muy silenciosos, por eso hay veces que voy a cenar a la casa de Henry, sus padres son súper divertidos.

En mi casa es así: cenamos serios, ninguna broma, papá suspirando cada un minuto... En fin.

—¿Cómo les fue en el trabajo? —les pregunto, tal vez si intento poner tema de conversación hablen un poco.

—¿Cómo te fue en la preparatoria? ¿Entiendes las clases a la perfección? —mamá me pregunta y de la nada se me quitan las ganas de cenar, dejo mi cuchara en el plato y pego mi espalda a la silla.

—Pues si mamá, las entiendo perfectamente.

—Que bueno hija, ya deseo que seas la doctora que siempre he deseado —mi madre acaricia mi mejilla y finjo una sonrisa, papá vuelve a suspirar y me guiña un ojo.

—Tal vez la niña deseé ser cantante, ¿quién sabe si es lo mejor?

—¿Cantante? ¿Si te escuchas Fabio? Esos cantantes de ahora que solo dicen palabras obscenas en las canciones, por favor —mamá hace una mueca de asco y yo ruedo mis ojos.

—No todos dicen "palabras obscenas" mamá.

—Si, es cierto, ¿pero y qué? La fama se puede acabar en un día, y ser doctora no, eso es para siempre, la música no —se encoje de hombros.

—Permiso, voy a mi cuarto —deslizo mi silla hacia atrás y me levanto, salgo del comedor y subo a mi cuarto.

Así no se puede vivir, de veras, mi madre quiere que estudie lo que ella quiere, yo tengo mis sueños y ella no... ¡Agh!

Cierro mi puerta de golpe y me acuesto. Ya quiero que llegue mañana, odio dar clases pero al menos estar en la preparatoria hace que me olvide de mi casa.

                            •=•=•=•

—Y deben despejar para... —el profesor de matemáticas explica y yo lo miro sin entender nada.

¡Para que tantos números!

¡Agh!

—Mira hacia allá —Henry señala la esquina del salón.

Allí están Mark y una chica hablando, conozco a la chica, es genial, antes me sentaba con ella pero Henry se cambió de salón y obvio que iba a sentarme con mi mejor amigo.

En fin, mi excasialgo está hablando con ella, la chica ríe y sus mejillas se tornan rosas. Me alegro por Mark, está saliendo delante luego de que yo le rompí el corazón.

Jajaja, no jodas.

—¿Sabes? Creo que Mark intenta darte celos —Henry murmura y yo lo miro como si estuviera loco.

—¿Enserio Henry? ¿Por qué querría darme celos? Él sabe que no me gusta y...

—Cariño, él si te gustó, no digas que no.

—Ya lo dijiste Henry, él me gustó, me gustó, eso está en pasado, estamos en el presente —ruedo mis ojos y él sonríe.

—Pensé que no lo sabías, pero que bueno que lo sabes, ¡acaba de salir del pasado!

—No es fácil.

—Si es fácil cariño, solo quédate en el presente, por Dios, mira, creo que él ni siquiera se acuerda de eso.

—Si se acuerda, el otro día se sentó a mi lado y me lo dijo, menos mal que llegó Bryan —le digo y él abre sus ojos de par en par.

—¿Y por qué rayos yo no sé eso?

—Porque se me había olvidado contarte...

—¡Bryan te salvó de Mark! Ese es un héroe, obvio que está enamorado de ti, y tú ahí, sin hacerle caso, solo falta que te pida salir —mi amigo sonríe tanto que no sé cómo no le duelen las mejillas.

—Mira, no quiero que se haga ilusiones conmigo, yo no quiero romperle el...

—¡Vanessa Green! ¿Me haces el favor de no volver a repetir eso? Por Dios cariño, me he dado cuenta de que si quieres salir, si quieres hacer de todo pero, por tía Victoria no haces nada.

—Mi madre es muy...

—Si sé que tu madre es muy de todo, pero por Dios, tú madre quiere decidir en tu vida, y es tu vida, no la de ella, tienes que sentarte al lado de tía Victoria y hablar de hija a madre —hace una mueca y yo suspiro.

—Lo dices tan fácil, no sabes cómo es ella Henry, yo... es difícil hasta pedirle permiso, antes me dejaba y porque tú le decías que regaríamos el jardín, pero eso era a los dieciséis, ahora se lo has pedido y no me deja ni ir al parque.

—Tienes que disfrutar la juventud, y Victoria no te deja —Henry suspira y pega su cabeza a la mesa—. ¿Por qué tú madre no es como la mía? Tú madre es una madre gobernante.

—No lo sé, las dos son mejores amigas y ni entiendo cómo, Margareth es tan divertida y mi madre es todo lo contrario, pero como sea, amo a mi madre, aunque no me deje salir ni nada.

—Si, yo también la quiero, y más sus empanadas, pero... tiene que dejarte disfrutar la vida, te sobreprotege demasiado, quizás Fabio te deje salir...

—Mi padre claro que me deja, lo conoces muy bien, él siempre me dice que salga pero mamá enseguida salta y dice que no, que la calle es peligrosa, que esto que lo otro... Pff.

—Si se entera que te drogaste una vez —Henry suelta una carcajada y el profesor de matemáticas nos mira con los ojos entrecerrados.

—Tú eres mala influencia para mi, casi me obligaste a hacerlo —susurro para que el profesor no nos regañe.

—Pero lo hiciste, al igual que cuando besaste a aquel chico...

—Dios que asco, él no sabía besar por Dios, era... ¡agh!

—Al final, te llevé a muchas fiestas pero nunca perdiste la virginidad —dice decepcionado y yo cubro mi boca con mis manos para no reír.

—Menos mal que nunca me hiciste hacer esa locura.

—Agh, total, tienes dieciocho y nada.

—Estoy bien así Henry, eso no es necesario.

—Si es necesario cariño, ¿cuándo piensas...?

—Nunca porque estoy y estaré soltera forever.

—Tu y tus promesas —Henry rueda los ojos, en ese mismo instante el timbre suena y salimos del salón, fuera están Bryan y su amiga que creo que se llama Melissa.

Bryan sonríe nervioso y Melissa rueda los ojos. Henry los saluda a los dos con un beso en la mejilla y yo solo les digo un Hola.

—Vanessa, Bryan vino a pedirte algo —Melissa me dice y yo miro a Bryan.

—¿Qué cosa?

—Pu-Pues es... yo... quería invitarte a, emm... —Bryan traga saliva y mira al suelo, Henry suelta un grito de emoción.

—¡¿La invitarás a salir verdad?!

—Pues, sí, es eso —Bryan asiente todavía más nervioso.

—¿Cómo lo sabías? —Melissa le pregunta a mi amigo y éste le guiña un ojo.

—Lo presentía.

Esencia✔Where stories live. Discover now