Capítulo 25.

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―¡Bebé ten cuidado!

―Calma Eva, los niños están bien.

―Está bien, te haré caso. Solo... no quiero que le pase nada a mi bebé. ―Baja la voz.

Eva le da un sorbo a su café azucarado mientras ve a los gemelos y a su hijo jugar en la sala con unos legos.

Juliana asiente sentada a su lado en el comedor, también toma un poco de la bebida entre sus manos; un chocolate caliente.

―Por cierto, ¿dónde están los niños y Valentina?

Juliana deja la taza ya vacía sobre la mesa. ―Fueron a comprar ropa para el show de talentos de Adrián.

Eva alza las cejas. ―¡Oh! Lo había olvidado, ¿es mañana, no? ―Juliana asiente viéndose cabizbajo. Eva suaviza su voz. ―¿Te sientes bien con todo esto?

Juliana asiente. ―Claro, solo estoy un poco nostálgica ―siente como la mujer posa una mano sobre la suya y alza la mirada encontrándose con una comprensiva sonrisa.

―¿Mañana, verdad? ¿Es definitivo o ...?

―Sí... es definitivo. Ya lo saben tú y Joseph, no hay vuelta atrás en mi decisión. Es lo que quiero ―pasa saliva. ―Sin resentimientos, es lo que Camilo me recomendó.

Juliana está viendo a Camilo desde hace ya varias semanas, específicamente desde que volvió de su viaje de Cambridge. Las sesiones le han ayudado mucho a cumplir con determinación y cariño su decisión. Y también su promesa consigo misma.

Ser fuerte. Ser feliz. Ser ella misma.

―Camilo tiene razón, ¿pero no estás nerviosa, Juli? Es un gran paso.

―Estaba algo preocupada, pero ya no lo estoy. Hablé con ellos y lo entendieron así que eso me quita un peso de encima. Después de todo, debo ser honesta. ―Sonríe tristemente.

Eva pasa una mano por sus cabellos negros y le sonríe con cariño. ―Haremos que todo esté bien. Tu estará bien, ambas.

La mano de Eva desciende hasta el vientre de la menor donde toca con suavidad. Una pequeña barriguita cubierta por el gran suéter que lleva para esconderla; ahí ella da una suave palmadita sacándole una risa a su mejor amiga.

―¿Ya viste al médico?

Juliana asiente. ―Dijo que todo estaba bien ―sus ojos lagrimean y baja la mirada hacia su vientre, donde coloca su mano sobra la contraria. ―Por ahora estamos bien.

Eva no puede evitar soltar un suave suspiro viendo la escena de Juliana tocando su vientre frente suyo.

Aún no puedo creer que estés embarazada... otra vez.

―Ni yo ―usa la manga de su suéter para limpiar una lágrima que cae por su mejilla ―no otra vez, desde que p-perdí a mi bebé... ―mira a Eva, sus ojos inundados en lágrimas calientes. ―, pero ahora son circunstancias diferentes.

―¿Diferentes? ―Acaricia un mechón de su cabello negro.

―Sí, esa vez fue desastroso, yo estaba confundida y aunque deseaba tener a ese bebé, lo hacía para no s-sentirme sola... P-pero ahora tengo muy en claro mi mente y lo que quiero, este bebé será mi soporte no mi despecho por soledad. ―Una sonrisa se asoma mientras las lágrimas caen de sus ojos, una por una.

Y Eva en ese momento se siente tan orgullosa, tan feliz, y tan nostálgica al mismo tiempo.

Ver a Juliana de esa manera, sonriendo feliz entre lágrimas mientras expresa honestamente que ahora el peso en su corazón se va alejando poco a poco. Que la niebla que cubría sus ojos se dispersa y las gotas de sus ojos son la liberación de su dolor.

Cenizas De Un Amor | ✓Where stories live. Discover now