Capítulo 17.

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Es el día, claro que es el día. Aunque Juliana no sepa si será bueno o no el tiempo no espera a nadie, la noche pasó rápido, ahora llegó el día.

El aniversario de Abigail.

El aniversario de la madre de los chicos.

El aniversario de la ex-esposa de Valentina. Su actual pareja.

Se levanta de la cama. Sabe que Valentina no está a su lado porque escucha ruido de sartenes en la cocina. Estira su cuerpo y sale de la habitación, sin olvidar echarle un vistazo al calendario en la pared señalando la fecha.

Suspira.

Baja al comedor donde encuentra a Adrián y Denisse desayunando. Sebastián y Alejandro parecían seguir durmiendo lo cual es comprensible pues al ser fin de semana, tienen la libertad de dormir hasta más tarde.

Camina en silencio hasta la cocina atravesando el comedor y sala.

―Buenos días ―dice acercándose a Valentina en la cocina, quien exprime unas naranjas, y la abraza por detrás para después dejar un beso en su espalda. ―¿Te sientes bien?

―Sí, estoy bien.

La respuesta es corta y en tono bajo. Juliana asiente, deja un último beso ahora en su hombro y se retira hacia el comedor para servirse el desayuno.

Pasas los minutos y ya están todos reunidos alrededor de la mesa rectangular. Hasta los gemelos habían sido despertados para desayunar todos juntos.

Pero hay algo diferente esta vez.

Nadie habla.

¿Por respeto a la fecha? ¿Por falta de ánimos? No sabría decirlo. Solo sabe que aquel silencio la incómoda.

La incomoda porque le hace recordar esos tiempos donde vivía sola con la única compañía de Lana en su lujoso departamento al centro de Londres. Donde al comer no había ningún tipo de ruido. Tenía que colocar la televisión en algún canal para no sentirse tan asquerosamente sola.

Ahora esos días se ven lejanos desde que se atrevió a vivir con los Carvajal hace unos meses, pero es este tipo de silencio tan inusual en la movida familia que le extraña y le hace recordar sus solitarios días.

Sola, tan sola...

Terminan el desayuno y cada uno lava lo utilizado al comer; excepto los gemelos, para retirarse a sus habitaciones.

Juliana termina ordenando su habitación con Valentina mientras este se sienta en el balcón de la misma para beber una taza de café y mirar los alrededores.

Solo eso; mirar en silencio.

Hace una mueca.

Sale a la habitación de Alejandro y Sebastián para ayudarlos con sus tareas ya que al parecer nadie tiene las intenciones de hacerlo.

Todos están encerrados en sus habitaciones, en silencio.

Para el almuerzo la misma historia del desayuno se repite. Nadie habla y nadie levanta la mirada para mirar a los otros. Nadie parece tener ganas de estar ahí. Excepto los gemelos pues ellos parecen igual que siempre. Incluso ella misma está callada y desanimada.

El ambiente parece ser contagioso.

―Juliana...

Gira su torso para ver quién la llama y son los gemelos.

Ahora está sentada sobre el césped del jardín con Lana echada en sus piernas, dormitando al parecer. Ella acaricia su pelaje blanco con gris.

Lana es su única fiel compañera.

Cenizas De Un Amor | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora