Capítulo 12.

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Valentina abre la puerta principal con Joseph detrás suyo.

―Al fin, estoy en casa. ―Bajó los hombros y dejó su abrigo en el perchero a su lado.

Joseph asintió y pronto sus fosas nasales sintieron un delicioso aroma a comida.

―Juli me prometió mi cena favorita, que emoción. ―Dijo con una sonrisa, sus hoyuelos destacando.

Valentina volteó a verlo con el ceño fruncido. ―No, me lo prometió a mí.

―No, a mí.

―No, ya dije a mí.

El mayor dejó la maleta en el suelo. ―Tú puedes comer su comida varias veces a la semana y yo hace mucho que no pruebo una de sus comidas. ―Sus manos se posaron en sus propias caderas. ―Es mi hermana.

―Es mi esposa. ―Dijo con una sonrisa burlona.

―Yo lo conocí antes que tú. ―Dijo acercándose demasiado a ella queriendo lucir amenazante.

―¡Ugh! Que asco, me escupiste saliva en los lentes. ―Se retiró los lentes con una mueca de disgusto, empezó a limpiar sus lunas con un pañuelo de su bolsillo.

―Entonces gané. ―Sonrió satisfecho. Volteó y tuvo la intención de ir hacia el comedor.

Parecía que al fin terminaba su infantil discusión, pero no.

Valentina volvió a colocarse los lentes ahora limpios y habló. ―Yo la tuve. ―Dijo con un tono diferente en la voz.

―¿"Tuviste"?

―Yo la tuve. ―Volvió a usar ese extraño tono en su voz y al fin Joseph entendió.

El abrió la boca indignado por sus sucias palabras, giró para darle un golpe en el cabeza y en su sonrisa perversa.

¡Estaba hablando de su hermanita menor!

Ahora Joseph tenía su puño en el aire y con la otra mano sujetaba de la camisa a Valentina quien se carcajeaba por la reacción del otro.

―¿¡Qué les pasa!?

Denisse exclamó con una expresión sorprendida. Su mamá y Joseph voltearon a verla como si hubieran sido descubiertos haciendo una travesura.

Denisse lo escuchó, ups.

―¡Mamá qué asco! ―Negó con la cabeza.

―Sí, Valentina, eres una asquerosa. ¡Mi sobrina te escuchó! ―El indignado volteó para caminar hasta Denisse y verle acusadoramente.

―Le diré a Juliana. ―Dijo Denisse.

―Sí, eso, yo también.

Y ambos se fueron hacia el comedor. Valentina quedó sola y avergonzada.

Joseph es el hermano que nunca tuvo y su mejor amigo, además. Se comportan como niños, siempre ha sido así. Tienen una fuerte e inquebrantable amistad.

―¿No me vas a saludar? ―Valentina ingresó al comedor y extendió sus brazos hacia su hija quien negó.

―Primero lávate la boca con jabón y luego hablamos. ―Regañó.

―¡Vamos, Denisse! Solo fue una broma, ¿Verdad, Joseph?

―Nop, tú eres una sucia. ―Dijo Joseph sentado en una de las sillas alrededor de la mesa.

―No ayudas.

Su hijo mayor apareció en el comedor con cubiertos en sus manos que fue poniendo en la mesa.

Cenizas De Un Amor | ✓Where stories live. Discover now