Capítulo 18.

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«¿Que es ese sonido...?»

Juliana abre los ojos lentamente. Se queda unos segundos viendo el techo. Aquel ruido la despertó en medio de la lluviosa noche.

«Quizás ha sido solo lo que estaba soñando, todo está muy silenc...»

Otra vez ese ruido.

Levanta su torso y quita la sábana de su cuerpo con pereza para sentarse al borde de la cama.

Suena como alguien manipulando una cerradura.

«¿Qué rayos...?»

Todo el sueño se le quita y su corazón empieza a latir con más rapidez.

Sale de la cama con sus pantuflas puestas y la bata azul de Valentina cubriéndola del frío pues la noche está lluviosa con fuertes vientos. Llega al pasillo.

No hay nada.

Se dirige al cuarto de los gemelos, que está justo en frente de su habitación con Valentina; la abre y se tranquiliza al verlos dormir plácidamente. Cierra la puerta y cruza el pasillo hasta llegar a las escaleras y las baja con cautela.

Quién sea que sea, se la verá con ella por interrumpir siendo altas horas de la tarde.

El ruido se hace más nítido conforme avanza hacia la cocina. Toma una sartén de la cocina y la sujeta con fuerza mientras sigue caminando con cuidado de no hacer ruido hasta la entrada al patio. Realmente espera no tener que usarla.

Está la sombra de una figura detrás de la puerta francesa salpicada de gotas de lluvia. Su corazón da un salto y por inercia levanta la sartén a la altura de su rostro.

Al parecer conectan miradas porque tanto Juliana como la figura misteriosa dan un salto hacia atrás con sorpresa.

La pelinegra no pierde ni un segundo y prende la luz de la cocina iluminando así el rostro del supuesto ladrón.

―¡Jesús!

―¡Carajo!

Es Denisse.

Mojada de pies a cabeza por la tremenda lluvia que hay afuera.

Inmediatamente la mujer frunce el ceño y deja la sartén en la isla de la cocina para abrirle la puerta a la adolescente.

―¿¡Qué haces ahí?! ―pregunta totalmente preocupada y molesta al mismo tiempo mientras la toma de la muñeca para que pase de una vez. ―¡Estás empapada en lluvia!

Corre una silla de la pequeña mesa en la cocina y la obliga a sentarse ahí mientras corre hacia el baño de la primera planta para traer un par de toallas secas. Llega y la ve tiritando en la silla; coloca una toalla en sus hombros y empieza a secar su largo cabello con la otra.

―¿¡No me vas a contestar, Denisse?!

Ella cierra los ojos con fuerza. ―No grites, me duele la cabeza...

Juliana deja la toalla con la que seca sus cabellos entre sus manos y coloca la otra mano en su cadera. Se inclina para quedar su rostro a la par que el de la muchacha. Entrecierra los ojos analizado su rostro.

Rostro pálido, el rímel corrido y el labial también. Tiene los ojos rojos, como si hubiera llorado intensamente. Y sus prendas huelen a alcohol y cigarrillo, lo típico en una... Oh.

―Escapaste de casa, te fuiste a una fiesta... ―dice sorprendida.

Ella alza la mirada y ambas miradas conectan.

Tiene una expresión abatida en el rostro que jamás vio antes en ella. Una parte de ella dentro suyo se retuerce por quitar esa expresión tan abatida de su rostro; abrazarla y protegerla. Porque lo quiera o no, la considera como una hija.

Cenizas De Un Amor | ✓Where stories live. Discover now