Capítulo 73

600 45 3
                                    

Si echo la vista atrás, creo que no ha habido ni una sola noche en mi vida en la que haya podido dormir tranquila

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si echo la vista atrás, creo que no ha habido ni una sola noche en mi vida en la que haya podido dormir tranquila. Siempre ha habido algo que me ha quitado el sueño. De niña, cuando tenía poco más de cinco años, tenía pesadillas horribles de las que me levantaba empapada en sudor y sollozando, llamando a mi madre en medio de la noche para que viniera a consolarme. Ella creía que eran terrores nocturnos, el típico miedo de los niños pequeños a la oscuridad.

Después, cuando empecé a vivir en la calle, siempre estaba alerta hasta al más mínimo ruido. Nunca pude llegar a dormirme profundamente, ni siquiera cuando encontraba un refugio seguro, pues tenía miedo de que los guardias de la ciudad me arrestaran o de que algún ladrón me robara lo poco que tenía. Más tarde, después de que Camila muriera y me uniera el Cuerpo de Exploración, todas las noches soñaba con mis amigos y compañeros muertos en combate.

La mente humana no está preparada para soportar toda esta carga, y yo siento que he llegado a mi límite. Estoy exhausta. Ya no puedo más.

Hasta hace poco creía que me conocía y esa certeza era lo que me mantenía en marcha día tras día. Ahora, que ya no sé quién soy o de dónde vengo, he caído en un pozo tan profundo que he dejado de ver la salida.

Aunque, siendo completamente sincera, tampoco he peleado por salir de ahí. Después de tantos años estoy cansada de luchar.

—¿Alisha? ¿Estás dormida? —Unos suaves toques en la puerta y la voz de David hacen que abra los ojos. Estoy en mi cuarto encerrada, tumbada en la cama a oscuras, pues hace un par de horas había decidido echar una siesta antes de la cena.

Aunque, naturalmente, solo he conseguido amodorrarme.

—No, ya voy. —Le respondo con voz pastosa.

Con pereza me levanto de la cama y me coloco la chaqueta del uniforme, pues ahora que se ha ido el sol hace algo de frío. De hecho, toda la habitación se siente helada, prácticamente sin vida.

—¿Ya es hora de cenar? —Le pregunto a mi amigo una vez he abierto la puerta y salido de mi habitación. Él no dice nada, tan solo asiente y me envuelve los hombros con uno de sus brazos, acercándome a él.

—Tienes una cara de perros. —Se burla de mí con una sonrisa, apretándome un poco más los hombros para llamar mi atención.

Inmediatamente frunzo el ceño y le doy un codazo en las costillas, haciendo que se doble del dolor mientras ríe. Sé que no le he hecho daño de verdad, pero a David le encanta exagerar.

—Eres un dramático. —Le digo con una sonrisa sin dejar de caminar, obligándole a seguir mi ritmo. David se ríe mientras se reincorpora y enseguida me alcanza.

—Así me quieres. —Se burla y yo asiento dándole la razón. Él no dice nada más, tan solo sonríe con orgullo y hace el ademán de despeinarme, pero me aparto enseguida.

—Ni se te ocurra. —Le advierto mientras le señalo con el dedo, a lo que él dibuja una sonrisa inocente en su cara y levanta ambas manos en señal de rendición.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora