Capítulo 36

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NARRADOR OMNISCIENTE:

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NARRADOR OMNISCIENTE:

Las horas pasaban de una forma tortuosa dentro de aquella habitación del cuartel. Era una agonía para todos aquellos que se dedicaban a cuidar a Alisha e iban a visitarla. Apenas habían pasado dos días desde que el Cuerpo de Exploración regresó de su última misión, pero aun así, los visitantes no podían evitar sentirse ansiosos por el estado de inconsciencia en el que se encontraba la joven mujer.

La capitana Hange les había advertido en más de una ocasión de que la soldado Ram tardaría en volver a despertar, y no era para menos, pues lo realmente impactante era que continuase con vida después de lo sucedido más allá de los muros. Pero eso, para los amigos de la castaña, no era suficiente. Necesitaban ver con sus propios ojos cómo su amiga despertaba y les dedicaba alguna sonrisa o mirada amable, o incluso algún insulto.

Desde el mismísimo capitán Levi hasta el recién llegado Armin, pasando por su inseparable escuadrón. No era poca la gente que se preocupaba por la salud de la muchacha, quien pese a los intentos de conversación y comentarios de sus amigos, permanecía ajena a todo aquello que no fuera su profundo sueño. Alisha descansaba con un gesto de paz en su rostro, que si bien no aliviaba la ansiedad de sus visitantes ayudaba a apaciguarla un poco.

Era impresionante como la soldado, aún en su inconsciencia, permanecía completamente serena ante los tratamientos y pruebas de los médicos. Todo el mundo se sorprendía ante la falta de perturbación en el gesto de la chica, pues los veteranos sabían muy bien que con heridas parecidas a las de la muchacha los soldados acostumbran a gimotear de dolor incluso en sueños.

La paz en la cara de Alisha sorprendía a todo el mundo, incluso a Dante. El joven azabache, que conocía a Ram desde hacía más de 8 años, jamás había visto un semblante parecido en la chica. Era casi irreal la forma tan pacífica y bella en la que descansaba la castaña, quien aún con el rostro y cuerpo cubiertos de heridas y moratones, conseguía verse deslumbrante. Pareciera como si, al haber estado tan cerca de su final, la ojizaul hubiese experimentado lo que era la calma verdadera.

Los rumores no tardaron en extenderse por todo el cuartel general. Los soldados cuchicheaban entre ellos, haciendo conjeturas sobre cómo se encontraba la salud de la muchacha que había conseguido sobrevivir en la última misión. Algunos consideraban su "resurrección" como un milagro divino, otros consideraban a la soldado como a una persona astuta que había conseguido burlar a la muerte y otros, simplemente, la admiraban en silencio y deseaban para sí mismos su pronta recuperación.

Movidos por su curiosidad más voraz, algunos soldados se atrevían a acercarse a la habitación de Alisha cuando esta se quedaba sola durante escasos minutos al día. Y todos ellos, sin excepción, se quedaron anonadados por la belleza de la chica. Era impresionante cómo, pese a estar malherida, su piel brillaba casi por gracia propia y su rostro se encontraba completamente sereno y agraciado. En su cara parecía dibujarse un atisbo de sonrisa, y los músculos faciales completamente relajados le hacían tener un aire de santa.

"— ¿La has visto? Parece un ángel caído del cielo.

— No, más que un ángel, su belleza se parece más a las de las novias cuando se casan con el amor de su vida. Ese gesto tranquilo, con la seguridad de que todo va a salir bien junto a su amado ¡Oh dios mío! ¡Es absolutamente perfecta! ¡Es la novia de la muerte!"

Esa conversación, pese a que fue una charla inocente entre dos adolescentes de 16 años que llegaron a la Legión de Reconocimiento hacía poco más de un año, marcó un antes y un después en la vida de Alisha. Sin quererlo el comentario de la muchacha creó un nuevo apodo para la soldado malherida, que a partir de aquel momento fue reconocida por sus compañeros como "la novia de la muerte".

Pese a todo, sería imprudente decir que todo lo que se respiraba en el cuartel era esperanza y admiración por la mujer. Lo cierto era que, pese a que la mayoría de soldados aguardaban pacientemente el momento en el que Alisha despertase, aquellos que eran más cercanos a ella sentían una gran angustia. Temían que la muchacha no volviese a despertar, y ese pensamiento recurrente les hizo perder muchas horas de sueño.

Dante era sin duda el más preocupado de todos. Desde el momento en el que volvió de la misión había sentido una fuerte opresión en el pecho que no lo había dejado en paz ni un solo segundo. La ansiedad lo acechaba de forma constante y debía dar lo mejor de sí mismo para no llorar y mantener la compostura durante el día. Pero, pese a su fachada fuerte e imponente, el joven azabache lloraba desconsolado durante las noches. Sullivert jamás fue una persona religiosa ni creyó en ningún Dios, pero durante los días en los que Alisha permaneció inconsciente no se cansó de rezar. Pedía, deseaba y necesitaba con todas sus fuerzas que Alisha se recuperara pronto. Para él la chica no era solo una muy buena amiga o una soldado excelente, sino que era su hermana. La consideraba parte de su familia, y la sola idea de perderla lo atemorizaba hasta tal punto que no podía evitar derramar lágrimas de angustia.

Lorena trataba con todas sus fuerzas de mantenerse fuerte y positiva. Intentaba contagiar su actitud optimista a sus amigos, que parecían estar de luto desde el día en el que regresaron. La rubia sabía muy bien que no debían dejarse devorar por ese miedo profundo de perder a su amiga, así que trataba de alegrarlos siempre que podía. Tanto Dante como David no estaban de humor e ignoraban a la chica, pero en el fondo agradecían con todo su corazón los esfuerzos de la rubia por hacerles sentir mejor.

Sin embargo, el capitán Levi era una historia completamente aparte. Al igual que Dante, él reprimía todas y cada una de las emociones hasta dejar una fachada completamente inexpresiva en su rostro. Pero, a diferencia del menor, Levi no derramó ni una sola lágrima por la inconsciente chica. Se sentía profundamente preocupado, y dentro de él había una necesidad gigantesca de verla abrir los ojos y sonreír, pero en ningún momento se dejó arrollar por sus emociones. Durante sus turnos de vigilancia se quedaba en silencio admirando la belleza de la chica, acariciando de forma suave sus cabellos y apreciando sus suaves facciones. A veces, si se sentía con fuerzas, el capitán le leía algunos de los poemas del poemario que ella misma le había prestado semanas atrás. Era un momento sumamente íntimo entre ellos dos, y Levi disfrutaba de la idea de que la joven le escuchaba pese a estar profundamente dormida.

Sin embargo, no todo lo que surgió del accidente de Alisha fue negativo. Su casi muerte fue una epifanía para dos soldados. Después del dolor de la pérdida de su amiga, su posterior resurrección y la actual angustia por su recuperación, ambos varones se dieron cuenta de una cosa, y es que, pese a que trataron de ignorarlo y negarlo en un principio, al final no tuvieron otra que aceptar la realidad: estaban enamorados de Alisha Ram. 

Revenge [Levi Ackerman]Where stories live. Discover now