Capítulo 38

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Me encuentro sentada al lado de David, apoyando mi cabeza en su hombro y prestando atención a todo lo que mi amigo explica

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Me encuentro sentada al lado de David, apoyando mi cabeza en su hombro y prestando atención a todo lo que mi amigo explica. Llevamos así toda la tarde, ya que nos hemos limitado a acurrucarnos y a charlar tranquilamente.

Durante todo el tiempo que David ha estado aquí me ha puesto al día de todo lo que ha ocurrido en el cuartel durante mi ausencia. Gracias a él estoy al día de los cotilleos de los soldados y, además, he descubierto el nuevo mote que me han puesto.

«"La novia de la muerte" Suena bien, me hace parecer una persona misteriosa.»

En mi cabeza saboreo mi nuevo sobrenombre hasta que escucho un bostezo salir de la boca de mi amigo, quien ha achinado los ojos y se le ha escapado una pequeña lágrima de ellos.

«Debe de estar cansadísimo.»

— Deberías irte a dormir, es tarde — Por mucho que me guste la calidez de su compañía no quiero que mi amigo pierda horas de sueño por mi culpa.

En respuesta a mi petición el castaño hace un puchero que me saca una carcajada instantánea. Sé que no se está oponiendo en serio, pero la cara de niño pequeño que pone me resulta muy graciosa y tierna.

— Ve a descansar, anda. Yo no me voy a mover de aquí — Digo divertida empujando ligeramente su cuerpo fuera de la cama donde estamos sentados.

— Ya va, ya va — Se queja cediendo a mi empuje y poniéndose de pie. — Está bien novata, ya me marcho. Sí que tienes ganas de perderme de vista — Su comentario en tono humorístico provoca que vuelva a reír.

— No es eso y lo sabes bien. Solo no quiero que pierdas horas de sueño por mi culpa. Anda, ve a descansar, que tienes que estar agotado.

David se rasca su nuca antes de contestarme y al final acaba accediendo. Mi amigo se despide con un beso en mi frente y se marcha de mi habitación, no sin antes canturrear en un tono divertido un "Buenas noches, novata mía".

Después de muchas horas me quedo sola y en silencio en mi habitación. Cerrando los ojos dejo caer mi cabeza encima de la almohada, respirando profundamente y centrándome en escuchar todos los ruidos que se producen a mi alrededor.

Puedo oír los pasos de los soldados que caminan de aquí para allá charlando e incluso, muy a lo lejos, escucho las risas amortiguadas que provienen del comedor del cuartel. Sonrío inconscientemente al imaginar a los nuevos reclutas charlar y reír sin preocupaciones, disfrutando de un pequeño momento de paz.

«Debería ir a ver a Eren.»

Con ese pensamiento en la cabeza me levanto con cuidado de la cama, apoyándome en uno de los muebles para facilitarme el trabajo. Noto mis piernas algo adormiladas y el cuerpo entumecido, pero al menos no siento dolor al dar los primeros pasos.

«Según me ha explicado David Eren está descansando en su habitación, así que debo llegar hasta allí.»

El cuarto del ojiverde se encuentra un piso por debajo del mío, por lo que debo usar las escaleras sin que nadie me vea. Es una tarea difícil, pero si me oculto lo suficientemente bien puedo escabullirme sin ser vista.

Revenge [Levi Ackerman]Место, где живут истории. Откройте их для себя