CAPÍTULO 53: Tragedia

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Xander Knox

Me voy a morir. Siento que me estoy muriendo. Todo se me quiere salir por todos lados, quiero vomitar, desmayarme, ir al baño, quiero ahorcarme y creo que me he vuelto loco, porque ella está viva. Rev está viva. Por quien lloré, está viva, a quien enterré, acabo de verla y no sé si estoy ganándome una nueva enfermedad mental, pero...mierda.

Mónica me mira con cara de pocos amigos llevándose a Xerxes a un lado mientras golpeo el costado del auto con los puños. Apoyo mi frente encima sin poder calmarme, no sé qué es lo que siento, ira, tristeza, una combinación de ambas. Rabia, enojo, celos, desesperación, amor, odio...no lo sé, no se.

Ella está viva y desearía no haberla visto porque siento que todos mis órganos me están matando ahora mismo, ¿Por que qué tal y si estoy soñando? ¿Qué tal y si me confundí? ¿o si me he vuelto loco al fin? ¿o si...? ¿o si ella decidió marcharse e irse con otro y fingir su muerte? ¿o la obligaron? ¿o ella decidió? ¿o es falso o verdad? porque todo este tiempo ha vivido lejos de mi con quien sabe quién y quien sabe dónde y quien sabe cómo.

La he echado de menos, días y noches y ella aparece así, como si nada, con una hija que tal vez no es mía, con una vida en la que no estoy y se atreve a verme, a pedirme que me quede y a llorar ¿Por qué coño llora? ¿Por qué tuvo que llamarme si ya sabía que era yo?

De todas las cosas en el mundo que pudo haber hecho es quedarse callada, yo ni siquiera sabía de quien se trataba, no tenía la menor idea, solo miraba a una señora con su niña, una madre soltera o que se...hasta que se quitó las gafas.

—¡Mierda! —exclamo golpeando el auto una vez más.

Sollozo sintiendo mi corazón palpitar a toda velocidad. Acabamos de llegar a casa de Bella y yo sigo retorciéndome del dolor. Me duele verla, me duele haber pasado tres jodidos años sin ella porque una cosa es odiar a alguien por hacerte daño y otra es amar a alguien y ver como la vida se la lleva.

La vi en ese ataúd, la vi, yo vi como la metían metros bajo tierra y como tuvieron que quitarme las flores para dárselas. Estuve el día entero llorando en su tumba a la espera de que fuera mentira, de que apareciera por mí, pero no...la vi morir, joder, la vi irse y estuve en completa agonía por tanto, tanto tiempo que no pude superarlo.

La vida puede ser una verdadera hija de puta a veces.

Contengo la respiración pasando mi lengua sobre mis labios, escucho la puerta abrirse y me colecto como si nada hubiese ocurrido. Inhalo profundo limpiándome las mejillas con los puños.

La ama de llaves de Bella se nos queda viendo con una sonrisa, nos deja pasar al interior. Un jardín enorme se presenta, rodeado de árboles, arbustos, plantas y un montón de flores que se cuelan por un lado de la casa pegadas a las paredes excepto por las ventanas francesas.

Es una casa rectangular de dos pisos, tres ventanas arriba, dos abajo con la puerta al centro y un techo de color madera. Caminos hacia la puerta dejando que el chofer traiga las cosas. En la entrada hay dos maseteros enormes con un montón de rosas que salen como si fuera un brócoli con colores chispeantes.

Veo de reojo a Mónica que me mira con tristeza, le hago un gesto para que lo ignore y suspira poniendo su mejor sonrisa antes de soltar al enano para que corra al interior de la vivienda echando gritos.

—¡REGALOS! —chilla Xerxes al mismo tiempo que Scarlett sale a recibirnos.

Suelto una carcajada —que es la más falsa de toda mi vida—, ladeando la cabeza o al menos intento reír. La rubia saluda a la niñera y la conduce al interior, choca puños conmigo antes de ir a abrazar a Xerxes en lo que yo saludo a Paula y a Issac.

Odio ficticioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora