CAPÍTULO 32: Tratos

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Xander Knox

Levanto a Xerxes en un brazo agitando el biberón con la otra mano. Trato de que la azúcar estancada en el final consiga salirse y esparcirse. Xerxes aplaude riéndose no sé de qué, pero su risita me causa una sonrisa así que vuelvo a agitar el líquido logrando disolverlo todo.

Xerxes se me queda viendo con los labios en un mohín, mordisqueo su mejilla con mis labios haciéndole cosquillas en la pancita. Se ríe pegándose a mi pecho, le doy un brinco leve y le muestro el biberón ya terminado.

—¿Leche? —alzo las cejas acercándolo y lo alejo. Se ríe aplaudiendo —. ¿Quieres leche?

—¡Si!

—¿Qué se dice? —enarco una ceja pasando el biberón por su pancita.

—Pftvor —junta sus manitos besando mi mejilla —, papá.

—Tome su lechecita, mi corazón de melón.

Vuelve a reírse dejándome ponerle el chupón del biberón en la boca, sostiene su biberón recostándose contra mi hombro y lo bajo un poco como recostándolo contra mi cuerpo. Mama por unos segundos antes de beberlo lentamente haciendo pequeños suspiros en fragmentos de tiempo, sus ligeros recesos para asegurarse de que su leche no se acabe tan rápido.

Camino por la cocina guardando los ingredientes que uso para hacer la leche de Xerxes y llevo lo demás al lavabo viendo a la ama de llaves para que me eche una mano. Asiente con una sonrisa y continuo fuera de la cocina con mi hijo en brazos.

Sigo hacia la sala donde Giza está sentada leyendo una de sus revistas. Pongo los ojos en blanco recostando en mis brazos a Xerxes. Se amodorra contra mis brazos inhalando el aroma de mi pecho y se va quedando dormido mientras lo agito un poco, suelta el biberón y me voy a sentar en una de las mecedoras sentándolo en mis piernas con sumo cuidado. Suelta un poco de llanto buscando el biberón que vuelvo a ponerle en los labios viéndolo mamar nuevamente para terminar las ultimas gotas de leche que le quedan al final.

Me mezo con suavidad viendo a la chimenea, termino de acomodarme deslizando mis dedos en el cabello rubio de Xerxes, paso mis dedos entre sus hebras y ansío tanto por hacer lo mismo con el cabello de su madre. Le doy un beso en la frente quitándole el biberón en cuanto ha terminado y termino por cerrar los ojos meciéndonos despacio.

Las llamas en la chimenea se encienden a cada segundo, crea colores oscuros y luego vibrantes alzando el fuego y dejando una sombra. Observo a Xerxes por unos segundos acariciando su pómulo con mi pulgar, era una acción que su mamá solía tener conmigo y que he terminado copiándole.

El suspira comprimiéndome el corazón y me apresuro a ir a la habitación. Giza me observa desde su lugar mientras subo con Xerxes en mis brazos, escalón por escalón hasta perdernos en el pasadizo en dirección a mi habitación.

Hubo sencillas razones por las cuales mi padre y yo le mentimos a Giza, la primera es que ella es una Koch, siempre va a ir con su familia, va a decirles todo lo que sucede en casa y mi padre sigue siendo un ciego que cree que ella está enamorada de él y el solo evade esos sentimientos de dolor que mi madre le ha dejado, ahora se refugia en mi hijo, porque dice que mi madre soñaba con un nieto.

La segunda razón por la que es primordial mentirle a Giza, es porque durante toda su vida ha tenido mucho odio a los Masons, especialmente a Rev quien es el mismo retrato de su padre, o eso decían porque ahora no hay ni el mínimo parecido entre esos dos.

No hay modo de que Giza llegue a la conclusión de que Xerxes es hijo de Rev. Ella piensa que es de otro y Elliot asume que está muerto al igual que le miente a Rev sobre la imposibilidad de quedar embarazada. Algo que quiero desmentir cuanto antes.

Odio ficticioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora