CAPÍTULO 11: Lios

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Xander Knox

—¡¿Tienes alguna puta idea de que estaba haciendo por ti?!

—¡No! ¡tú nunca has hecho nada por mí!

—¡Joder! Claro que si —me pare delante de ella escrutándola con la mirada —. Me echaron del hospital, me dijeron que no querías verme, me dijeron que habías perdido al bebé, pero...

—¡Y tú te largaste! ¡no avisaste! ¿o en serio esperas a que me crea que te echaron? No soy una estúpida, Maddox, no te creo nada, nada. Vales mierda, así como todo el mundo me decía ¡porque eres...!

—¡BIEN! —grite haciéndola temblar por el impacto de mi voz —. Quieres divorciarte, entonces hagámoslo, jodete, Joelene, firmare los putos papeles. Te garantizo que no volverás a saber nada de mí.

—Por tu culpa, esto es por tu culpa ¡porque tu querías un maldito proyecto! ¡porque insististe en esa mierda! ¡esto es toda tu culpa! —sollozaba entre gritos golpeándose a sí misma —. Jamás voy a perdonarte todo el daño que estas generando. NADIE. NADIE, nunca va a poder amarte, nadie y si alguna vez alguien lo hace, te morirás.

—Prefiero morir a seguir estando delante de ti. Ahora sé que no vales la pena —sentencie abriendo la puerta para marcharme.

No me di cuenta que al salir de la oficina, ella corrió detrás de mí, me giro de golpe y estrello sus labios contra los míos. Sus mejillas húmedas tocaron las mías y su boca se envolvió en la mía, como si fuésemos uno solo, como si quisiera quedarse conmigo.

Tomé su cintura con mis manos haciéndola retroceder hacia el interior de su oficina donde la estrellé contra el escritorio sentándola. La puerta se cerró por si sola poniéndose llave como solía hacerlo y tras ello me hice espacio entre sus piernas bajando mis labios por su mandíbula.

—Bésame, una vez más, por favor —pidió con la voz quebrandose.

—Te besare el resto de mi vida, aunque no tenga tus labios envueltos en los míos —le aseguré volviendo a tomar lo que poseía en su boca.

Se inclinó un poco dejándome el pase completo a sus piernas, envolvió sus pies entorno a mi culo justo antes de que la estrechara desprendiéndola de su blusa para quedarme con su cuerpo desnudo, dispuesta a hacerla mía una vez más antes de que empezaran las verdaderas discusiones que ya no fueron amenazas, sino golpes bajos.

—¡Despierta! —exclama Issac espabilándome de mi entumecimiento.

Golpeo a la bola con el taco enviándola hacia donde esta Issac, Asher le pone mala cara cuando este se decide a lanzar la pelota al lado contrario desviándonos a todos del camino para volver a donde estábamos.

El entrenador y el juez se nos quedan viendo con una leve vergüenza impresa en sus rostros e intento con todas mis fuerzas no soltar una grosería. Aunque solo quiero salirme de este lugar para ir a casa y ver a Xerxes.

He tenido que echar a la niñera, papá se ha encargado de sellarle la boca con un increíble contrato de mucho dinero. Todo porque mi hijo ha contraigo varicela, lo que casi me hace volver loco. Entre comprar medicinas, leche porque ha dejado de comer, biberones porque no consigo ninguno que le guste, me he apartado de la existencia de la humanidad.

Jugar polo no es algo imprescindible, de hecho, somos un equipo que suele perder continuamente por culpa de alguno de nosotros, en este caso sería Striker quien se la pasa durmiendo porque según dice no hay acción en este juego. Claro, es así hasta que tenemos que correr como locos con los caballos chocándonos entre sí por ver quien consigue golpear a la pelota.

Odio ficticioWhere stories live. Discover now