Cap 34

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Narrador Omnisciente

La trihibrida miró fijamente a los tres vampiros frente a ella, inconscientemente sonrió al verlos tan... vulnerables y temerosos.

Si su padre la vería, estaría muy orgulloso. Después de todo, él fue el que la enseñó a causar eso, no por nada era el temible Klaus Mikaelson.

Tn: Aro.– el mencionado la miró– trae al vampiro que le hizo eso.

El vampiro bajó la mirada e hizo una seña a un vampiro que se encontraba a unos pasos de ellos. Aro le indicó con la mirada que se acercara a la ojiazul, el vampiro rápidamente acató la orden silenciosa.

Aro: Lamento no haber intervenido, mi principessa.– bajo la cabeza en señal de arrepentimiento, aunque por dentro estaba feliz por haberse deshecho de un lobo– espero que torture a este vampiro, él te quitó a tu preciado compañero.

El rey vampiro sonrió con burla, creyendo que nadie lo notaría, miró una última vez al vampiro que escogió para que fuera víctima de Tn y sonrió al ver la cara de molestia que puso esta.

Tn: Aro.– su voz salió tranquila y su rostro no tenía ninguna expresión.– tal vez no tenga muchos años de nacida, pero eso no quiere decir que sea ingenua.

Un destello dorado apareció en sus preciosos ojos azules, haciendo que más de un guardia Vulturi tiemble. Los tres reyes también se asustaron un poco al verla.

>> Me ofende que me trates por ingenua.– habló con falsa tristeza viendo al rey a los ojos. Al volver a hablar su voz salió molesta– si no me traes al verdadero vampiro haré que este se haga polvo junto con la mitad de tu guardia.

Tn quería terminar con esto rápido, no soportaba ver como su compañero yacía en la fría nieve, además de que su alma pedía a gritos que él volviera. Tal vez la trihibrida se mostraba fría y molesta, o como si no le doliera la muerte de su amado compañero, pero por dentro sentía como si la estarían quemando, sentía que la mitad de su ser se alejaba cada vez más de ella.

Trató de reprimir su dolor mientras suspiraba, vio que Aro no le traía al vampiro que pedía así que hizo que el vampiro frente a ella se hiciera polvo en menos de un minuto. Miró a Aro y en sus ojos pudo ver terror.

La trihibrida chasqueó los dedos e hizo que un grupo de vampiros desaparecieran a los segundos.

Caius: ¡¿Cómo te atreves?!.– gritó con furia– ¡tu insolencia debe ser castigada!. Tu familia no está aquí, los Mikaelson no podrán protegerte, ¡Tú aquí no eres nadie!.

La guardia Vulturi y sus dos hermanos lo vieron espantados, aunque para ellos él tenía razón, no podía arriesgarse a decirle eso.Todos miraron a Tn, se veía calmada pero se alarmaron al verla a los ojos.

Esos preciosos ojos azules ahora con tonalidades doradas, ardían en furia, muchos de los vampiros desviaron la mirada a la fría nieve, algunos bajaron la cabeza en señal de respeto, en un intento de salvarse a si mismos de la furia de la trihibrida.

Aro y Marcus tomaron de los brazos al vampiro rubio, este se iba a quejar, quedó callado al ver la mirada reprobatoria del rey Aro.

Tn: Vamos.– habló con neutralidad– estoy esperando una disculpa, rey Caius.– soltó con burla, el vampiro la miró molesto y apretó los puños en un intento de no saltar a ella.

Los reyes no dijeron ni una sola palabra, Aro estaba que ardía en rabia, nunca en sus milenios de vampiro tuvo que mostrar respeto a alguien, siempre era a él que respetaban. Le enojaba de sobremanera que una niña como ella venga y le hable de esa manera, le enfurecia no poder castigarla.

Una MikaelsonDove le storie prendono vita. Scoprilo ora