veinte

167 22 29
                                    

N/A: ESTRAGOS SE CANCELA HASTA NOVIEMBRE. Chale, se siente feo decirlo JAJAJAJ, pero es verdad. Voy a cancelar la publicación hasta noviembre (aún estará disponible, pero no se actualizará:c) Necesito solucionar una vaina y necesito estar enfocada en eso, así q no puedo estar por word jajajaj))):     si sienten un poco de empatía por esta humana q les escribe, deseenme suerte/éxitos pq si no soluciono ese problema voy a caer en tristeza profunda y no voy a querer ni tener tiempo para agarrar la laptop //enojo. 

POR OTRO LADO, SE NOS VIENE LOS CAPITULOS MÁS BUENOS. OJALA LLOREN COMO YO CUANDO ESCRIBÍ LOS ESQUELETOS DE LOS CAPS. es todo, un besito y nos leemos definitivamente en noviembre ):<3


かまど, 栗花落 カナヲ
estragos: capítulo veinte
«el inicio empieza desde el final»

diez de febrero


Sus músculos tensos se relajan. Viene de pronto, lo que es más satisfactorio aún. Sus ojos se rehúsan a abrirse, o al menos eso piensa hasta que un beso largo es depositado en su cuello desnudo. Tanjirou le murmura al oído palabras que es incapaz de escuchar o de encontrarle sentido; la emoción del orgasmo es reciente. Kanao se ahorra las oraciones inconexas y le acaricia la nuca mientras que sigue respirando pesado, recuperándose del torrente de emociones y sensaciones.

Es imprudente estar ahí con un compromiso a nada de comenzar. Eso lo sabe, pero lo ignora por el momento. Tanjirou se lo recordó, aunque luego se hizo el loco para tenerla unos minutos más consigo. Está consciente de que si quiere llegar a la ceremonia y a la fiesta después de esta debe partir de una vez porque de seguro Kagaya ya se encuentra ahí, esperándola junto a Aoi e Inosuke. Debe irse ya.

—¿Estás bien...? —le pregunta Tanjirou con voz baja, casi como un susurro dispuesto a irse como Kanao y él lo harán pronto.

Ella se obliga a verle a los ojos. Tanjirou lleva su mano viva hacia la frente de Kanao y limpia el rastro su sudor. Sí, estoy bien, solo que ahora me da un poco de pena dejarte solo para irme a un matrimonio al que no quiero ir. Tanjirou sonríe mientras se separa completamente de ella, aunque luego vuelve y empieza a acomodarle el vestido. En realidad, habían estado juntos una minucia de tiempo y a ambos no les pareció preciso irse a dormitar a la cama como lo habían hecho la noche anterior, por lo que decidieron quedarse en su mismo lugar y tener la pared como apoyo. La ropa siempre puede hacerse a un lado para que no estorbe. Lo demás solo fue imaginación, deseo e improvisación. La vida funciona de ese modo a veces.

Kanao pasa las yemas de sus dedos por el torso de Tanjirou. Él se queda quieto, disfrutando de la caricia. Se siente como una despedida alargada. Quizá lo es. Los dedos anillados de Kanao están fríos. El oro resplandece a pesar de que aún es de día. Tanjirou no reprime el impulso de besarla nuevamente y se siente dichoso cuando Kanao le corresponde con la misma avidez. Sabe y no necesita sentir que podrían hacer eso por el resto de su vida. Es como un hechizo del cual no quieren salir porque lo necesitan como quien precisa el aire para respirar, para seguir vivo.

Pronto él se separa. Iré al baño, te traeré una toalla. Kanao asiente, cansada. Cuando se encuentra sola en la habitación le da una mirada a esta: si hubo relojes antes ahora no los hay. Se sienta frente al tocador que en la mañana le vio discutir con Tanjirou, pero ahora se arregla el cabello mientras que agradece internamente la intensidad de Makomo por insistir en llevar un poco de su maquillaje para retoques inesperados. En un dos por tres se encuentra parecida a como entró; no está exactamente igual, mas tampoco parece haber corrido un maratón. Tanjirou regresa, se planta detrás de ella y lleva una mano hacia su hombro delicado, acariciándole con tanta lentitud que Kanao es capaz de apostar que él lo hace meramente para grabar la textura de su piel con sus dedos.

ESTRAGOS | TANJIKANAWhere stories live. Discover now