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Jungkook no imaginó que su estadía fuera de la ciudad de Seúl tomaría más tiempo del imaginado. Había previsto que a lo mucho después de la reunión se quedaría un día más, pero Namjoon le había dado la idea de pasarse un rato por Suncheon y, aunque se rehusó al inicio, no pudo haber estado más encantado de haber aceptado cuando llegaron.

Mientras recorría las amplias calles del pueblo con su cámara en la mano, admirando el verdoso campo y el limpio cielo, se dijo que, si vivía por más tiempo, ese sería el lugar en el que le gustaría quedarse hasta que llegase su fin. En un lugar lleno de paz, sin ruido, sin problemas. Era perfecto. Ojalá lo hubiese conocido un par de años atrás.

—Hyung, tiene que venir un día de estos. Todo aquí está muy bonito y la comida es deliciosa. Me siento como en un cuadro.

—Ya lo creo. Por lo que me muestras en esas fotos, todo es muy verde.

—Sí, ¡Namjoon hyung alucinó!

—¿Y sigue por ahí? Ya no lo he visto.

—No, se regresó ayer, Soobinie lo extrañaba mucho.

—Está muy pequeño aún. ¿Y qué nuevos planes tiene la editorial?

Jungkook tomó asiento en una banca y sostuvo el teléfono con la otra mano.

—Se han mejorado un montón de cosas. Nos hemos juntado a revisar los manuscritos más interesantes que se recopilaron de los finalistas de la última convocatoria. ¡Si vieses todo lo que envían, hyung! Leyendo todos esos escritos, a veces me siento muy sobrevalorado.

Yoongi rechistó.

—A mí me gustan bastante tus libros, y si tienes el público que tienes es porque te lo has ganado, Kook. Te has esforzado.

—Ya... es que...

—Es que nada. Oye, eres mi escritor favorito, ¿entiendes lo difícil que es estar en ese puesto?

—¿Tu favorito? ¿ese no era Poe?

Yoongi lo miró con los ojos entrecerrados y Jungkook sonrió con timidez.

—Ya, hyung, lo entiendo. Le dedicaré un personaje nuevo. Un gatito.

—Listo, se me está acabando la batería.

Jungkook largó una carcajada y Yoongi sonrió un poco. Se alegró de verlo sonriente y con un semblante que emanaba luz. Le animaría a viajar más seguido.

—Tengo que irme.

—¿Qué? ¿no era broma?

—Quiero visitar a alguien —se rio al ver la mueca enfurruñada del otro—. Para mañana tengo una larga lista de pacientes que vendrán, así que hoy quiero aprovechar que estoy un poco libre. ¿Cuándo vuelves a Seúl?

—Creo que pasado mañana, aún quiero ver un poco más por aquí. Iré a un museo para que Namjoon hyung se muera de envidia.

—No te sorprendas si Seokjin toma venganza por él después.

—Ya estoy preparado. Hyung, le manda saludos a Jimin-ssi, dile que pronto iré por Tan —le cambió de tema y tomó por sorpresa al mayor. Sonrió con bribonada y Yoongi se llevó dos dedos al puente de la nariz.

—Adiós, Kook.

De camino a la cafetería en la que Jimin trabajaba, Yoongi se preguntó en qué momento le había contado tanto a Jungkook sobre el rubio universitario. Por supuesto, el inesperado encuentro que tuvieron en el pasillo del edificio fue clave y dio pie a que su dongsaeng le dejara muchos mensajes.

All of my LifeWhere stories live. Discover now