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—Cumplí con mi palabra, y eso es lo que importa —señaló un victorioso Park Jimin la mañana del día siguiente en la primera clase del día a un Taehyung que le regañaba con los ojos. Sus compañeros observaban con asombro al rubio, como si fuese un gran dios.

Pero Taehyung conocía al derecho y al revés a su mejor amigo y sabía que, lo más probable, es que solo estuviese anestesiado por una buena tanda de pastillas para el dolor de cabeza que le quedó por la resaca. Que engañe al mundo si quiere, Kim Taehyung no iba a caer.

—Jimin es mi ejemplo a seguir —comentó uno de los chicos golpeándose el pecho con orgullo—. ¿Ese es tu ídolo? Porque el mío sí.

De camino a la cafetería en el cambio de hora, Taehyung aún veía con sospecha a un muy tranquilo Jimin. Demasiado, en realidad. Con Bogum de compañía, pidió café para los tres.

—Bogumie —llamó Jimin—. ¿Por qué tenías tan escondido a tu primo? Hyung, no me van los mayores, pero un poco de vino a veces no cae mal.

Taehyung se cubrió la boca e intentó no toser con demasiada fuerza al escuchar lo que decía su amigo. Se le prendieron las mejillas y Bogum se echó a reír. Jimin chilló cuando Tae le pisó el pie.

—¡Pero qué dije!

—¿Cuándo te has vuelto tan sinvergüenza?

—Si solo fue un comentario —contradijo en un gruñido—. No dije nada malo, ¿cierto, hyung?

—Hyung, ignórelo. Parece que alguien quedó con estragos —le dio una palmada en el brazo. Jimin puchereó llamándolo injusto.

—No hay problema —contestó el mayor de los tres con una sonrisa—. Me parece que hyung se mudará a Seúl dentro de poco, así que lo veremos alrededor.

Taehyung miró al mayor con regaño. Después de semejante escándalo la noche anterior, ¿Bogum le estaba dando cuerda ahora? Jimin rio al ver la mueca del más chico.

—¿Lo ves, Kim Taehyung? —El rubio se pegó a Bogum y lo sostuvo del brazo como un oso de felpa—. Bogum hyung sí me quiere, no como... ¡A-Ay! ¡Mentira, Tae, es mentira! —gritó cuando el menor le pellizcó con fuerza ambas mejillas—. ¡Hyuuuung!

                   

                      

El chico de Daegu soltó un suspiró y negó con la cabeza. Por supuesto que esos sedantes, por más leves que hayan sido (según su amigo), le iban a pasar cuenta más tarde. ¿Creía que podía pasar la resaca consumiéndolas? ¡Si ahora le estaba explotando la cabeza!

Y lo peor es que ni siquiera podía enojarse lo suficiente con él.

—No te preocupes —lo consoló Bogum, quien los llevó en su auto al departamento después de la universidad—. La doctora dijo que estaría mejor mañana. Solo debe descansar hoy. Seguro que consumió muchas píldoras... ya queda de lección.

—Si no sale con una cosa, termina en otra. Va a sacarme canas verdes —renegó.

Habían terminado en el tópico por el fuerte dolor de cabeza que a Jimin le dio y que casi lo hace desvanecerse en plena clase. Taehyung supo de inmediato que tenía que ver con su estado tan calmo de antes. Quiso incluso llevarlo al hospital, solo para asegurarse de que su mejor amigo estuviese bien, pero la doctora a cargo dijo que no era necesario y que sería mejor que reposara.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora