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—Te prometo que ya estoy mejor, TaeTae —aseguró Jimin abrazando a su amigo por la espalda—. Estuvo mal tomar sin cuidado esas pastillas y no lo volveré a hacer. Fue horrible, ya aprendí, ¿sí? Salgamos hoy con los chicos. Ya casi termina este ciclo y vendrá uno que ni nos dará tiempo de respirar.

No muy convencido, el menor le tomó de nuevo la temperatura al de cabellos claros. Después de que Bogum se fue del departamento, por la noche Jimin despertó con náuseas y Taehyung estuvo a punto de llevarlo al hospital, y solo no fueron porque Park le rogó que no lo hicieran. Si había alguien a quien no le agradaban las clínicas, ese era Jimin, y únicamente por esa razón, Tae cedió con toda su preocupación.

Al día siguiente amaneció mejor y se quedó en casa a guardar reposo. Taehyung lo medicó con hierbas y suplementos naturales para no dañar su estómago, los cuales le cayeron de maravilla y dejaron de resultado a un Jimin más radiante el fin de semana.

Notablemente cansado, rechazó salir con los chicos a cenar esa noche.

—Me haces sentir culpable —murmuró el rubio contra su cuello—. Me quedaré. ¿Quieres que veamos una película? ¿Un masajito?

Taehyung sonrió y, aunque estuvo tentado a pasar tiempo con su mejor amigo, negó.

—Ve y me traes pollito —le animó mientras le acariciaba el cabello—. Ve con los chicos. Yo quiero dormir un poco así que te vas a aburrir.

—¡Te he agotado tanto, Tae! No voy a volver a tomar —lloriqueó abrazándose más a su amigo—. ¿De verdad quieres que vaya? Sabes que no me molesta quedarme, bebé.

—Si no te vas ahora, me harás enojar —Jimin saltó de inmediato. Lo señaló—. Y no regreses si no traes bulgogi y japchae.

Jimin asintió con rapidez y se arrodilló frente a la cama donde Taehyung yacía recostado.

—Lo que ordene su majestad. ¿Tiene antojito de algo más? ¿El bebé está bien? —Jimin llevó su mano hacia el estómago de un Taehyung con mejillas rojas y recibió una almohada en la cabeza como respuesta.

—¡Fuera de mi vista!

          

            

—¡Namjoon, Seokjin hyung, por aquí! —El de Gwangju, Jung Hoseok, levantó ambas manos para llamar la atención de sus amigos que ingresaban al establecimiento. Los invitados notaron al personaje de voz volumen parlante que los llamaba con emoción y se acercaron a saludarlo con un gran abrazo.

—¡Hoseok-ah, te desapareciste mucho tiempo! —comentó Seokjin con asombro—. Oh. ¡Min Yoongi! ¿Qué haces aquí?

Yoongi asintió con el rostro relajado y los ojos entrecerrados. Jungkook, a su lado, luchó por no reír.

—Qué bueno es verte, Jin.

—¿Dónde quedaron tus modales? —le regañó el mayor.

—En mi-

—¡Qué gusto que esté aquí, hyung! Se hizo extrañar —interrumpió Namjoon sabiendo ya lo que soltaría el psicólogo. Le abrazó por los hombros—. Jungkook-ah —saludó.

—Nam hyung. Jin hyung —respondió Jeon de regreso—. ¿Y Soobinie?

—Se quedó con mamá en casa —dijo Nam. Seokjin hizo un puchero.

All of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora