El partido +18

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- Joder. -gemí contra sus labios cuando mi espalda chocó contra la pared de los vestuarios.

Las manos de Billy me alzaron y enredé mis piernas en su cintura, sintiendo su gran erección.

No separa los labios de los míos.

Escuchábamos las voces de los demás fuera, sobre todo la del entrenador que iba enumerando las cosas que teníamos que hacer en una hora.

Me daba igual.

Billy era mi prioridad.

Sus manos alrededor de mi cuerpo se habían convertido en algo muy habitual esa semana y cada vez necesitaba más de él.

No hablábamos de eso, solo nos liábamos cuando estábamos solos.

Y no pensaba quejarme de eso en absoluto.

Billy se movió conmigo alrededor de él, sin dejar de jugar con mi lengua en su boca.

Se sentó en uno de los banquillos y yo quedé sentada sobre él, haciendo que sintiera aún más su maldita erección.

Aún no le había sentido dentro de mí, más que sus dedos, que ya eran el maldito cielo.

Billy me torturaba con eso.

Él sabía que yo me volvía loca por hacerlo de una vez.

Y yo sabía que él aguantaba de milagro el no metérmela ahí mismo cada vez que nos veíamos.

Moví mis caderas encima de él, haciendo fricción entre nuestros cuerpos.

- Preciosa, estate quieta. -gruñó contra mi boca y yo solté una risita.

- Tenemos tiempo.. -susurré contra su cuello, dejando pequeños besos y lamidas.

- ¿Quieres que tu primera vez conmigo sea en el vestuario y encima de forma rápida? siento decirte que no será así. -aseguró y yo gruñí en respuesta.

- Tócame, por favor. -le pedí desesperada.

Mi centro palpitaba y estaba demasiado húmedo.

- No me lo pidas dos veces, preciosa. -sonrió.

Su mano bajó rozando mis pechos hasta llegar a mi entrepierna.

Se coló por mi falda y los pequeños pantalones de tela que cubrían mis bragas y uno de sus dedos hizo contacto con mi piel.

Yo gemí al sentirlo.

- Más. -supliqué cuando uno de sus dedos entró en mi.

Billy sonrió y metió otro dedo, acelerando el ritmo.

Me aferré a su cuello, enredando sus rizos en mis dedos.

Él gruñía contra mi pelo y yo me sentía en el cielo.

- ¡Wheeler y Hargrove! ¡Tenéis un minuto para venir aquí! -gritó el entrenador desde la cancha a lo lejos.

- Mierda. -dijo Billy y yo solté una risa.

Sacó sus dedos de mi y yo lo miré con cara de asesina.

Él rio y nos levantamos los dos.

Me coloqué el uniforme y Billy me peinó el pelo.

- No puedo salir así. -dijo Billy señalándose el bulto en los pantalones.

Yo solté una carcajada.

- Buena suerte con eso, cariño. -le guiñé un ojo y salí de los vestuarios con una gran sonrisa.

- Cabrona. -le oí susurrar antes de cerrar la puerta detrás de mi.

Lie to me - Billy Hargrove +18Where stories live. Discover now