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[Días después]

Sándor enseñó la pequeña bolsa que cargaba y se lo lanzó a aquella chica. Nakamura la atrapó en el aire y rió.

– Ya sé que el White Day ya pasó –se encogió de hombros.–, pero te dije que te devolvería el favor –sonrió.

– Hombre de palabra.

– Lo soy –llevó las manos a los bolsillos de su chaqueta.– En fin, era todo. Disfrútalo.

– Gracias, Ak...Sándor.

– Por nada –se dio la vuelta.– Nos vemos –se despidió, saludando con su mano.

– Bye~

El chico de cabello rosa se acercó hacia Itona, quien lo esperaba, y ambos comenzaron a caminar juntos a donde se reunirían con Terasaka y el resto.

– No pensé que lo harías.

– Lo prometí, y soy un hombre de palabra.

– ¿Le diste los 100 dólares a tu hermana?

– Sí. Me lo repitió hasta que se lo di... –rió y sacó su teléfono cuando comenzó a sonar.– ¿Uh? –levantó una ceja.

– ¿Qué sucede?

– El idiota –lo miró.– Quiere retarme a una pelea.

– ¿Y aceptarás?

– No suelo involucrarme en peleas banales, pero sería divertido ponerlo en su lugar –sonrió.– Adelante.

– Si pierdes, me reiré de ti.

– Será raro verte reír –bromeó, sonriendo. El albino sonrió.

[Residencia Akabane]

Karma rió al ver el mensaje de su cuñado, y saltó del sofá al oír el timbre, se dirigió rápidamente hacia la puerta y la abrió, esbozando una enorme sonrisa al ver a su chica.

– Hey, Cuernitos.

– Hola –sonrió.– Lamento tardar, pasé a comprar algo –enseñó la bolsa que traía.

– Eres la mejor –tomó su mano, tirando de ella.– Ven, entra. Tengo algo para ti.

– No otro disfraz de conejita, por favor –rió.

– No, no es eso –rió, cerrando la puerta.– Pasó el White Day y no te di nada, pero tengo tu regalo.

– Oh. Quiero saber qué es.

– Primero mi beso –señaló sus labios.

Tn rió, rodando los ojos, abrazó a su novio por el cuello y lo besó. El pelirrojo correspondió de inmediato, profundizando el beso y tomándola por la cintura con una mano, colando la otra por bajo su falda.

– Hm...K...Kar...ma...

– ¿Hm?

– Esp...era...

– Hm –cortó el beso, dejándola respirar.– Por cierto –rió.– Tu fotocopia me aceptó la pelea.

– Karma, no...

– Tenía que hacerlo –sacó la lengua.– Además, él dijo que sí, así que...

– ... ¿Qué flores quieres en tu tumba?

– Tonta –la besó.– Dame, eso –tomó la bolsa que ella cargaba y la mochila.–, dejémoslo aquí –se acercó a la mesa del comedor, dejando la bolsa en ella y la mochila en la silla.–, y... –volvió hacia la chica.– ...vamos a mi cuarto –la cargó en brazos.–, te daré mi regalo –guiñó un ojo, comenzando a caminar.

Illegal 🔫 Karma AkabaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora