Illegal 🔫 Karma Akabane

🔫 10

Karma caminaba hacia la colina donde estaba el viejo edificio, junto a Sugino y Nagisa, a quienes se había encontrado llegando a la escuela.

– ¡Al fin terminó la temporada de lluvias! –comentó el pelinegro, estirando los brazos y llevándolos tras su cabeza. El de cabello azul lo miró.

– Está comenzando a hacer calor.

– Esta temporada es perfecta para actividades al aire libre. ¿Qué les parece si salimos a divertirnos a algún lado?

– ¡Claro! ¿Qué quieres hacer?

– ¿Qué tal pescar? –sugirió Karma.

– Me parece bien. ¿Qué se puede pescar esta temporada?

– En verano se pueden atrapar delincuentes "frescos" –sonrió malicioso.– ¡Usemos a Nagisa-kun como carnada y veamos cuántos atrapamos!

– No sabía que los delincuentes eran por temporadas...

– ¿Qué deberíamos hacer?

– Veamos...

– ¿Qué te gustaría hacer a ti, Nagisa-kun?

– ¿Qué tal ir a la playa?

– La playa, eh.

Sugino miró hacia la cancha de béisbol, viendo al equipo practicar, y se detuvo. Los chicos se detuvieron a unos pasos y se giraron para mirarlo.

Shindō lanzó la pelota hacia el catcher, suspiró y se quitó la gorra, tomó la pelota cuando aquel se la lanzó de vuelta y secó el sudor en su rostro mientras miraba a un lado, viendo a Sugino.

– ¡Pero si es Sugino! –sonrió.– Cuánto tiempo.

El equipo miró hacia aquel pelinegro, sonriendo.

– ¡Oye, eres tú!

– ¡Sugino-chan!

– ¡Sugino!

– ¡Hola!

Sugino se encogió de hombros algo nervioso, pero sonrió y los miró.

– ¡Sí! –exclamó, acercándose a las rejas verdes que cercaban la cancha. El equipo se acercó también.

– Hey, Sugino.

– ¿Qué te pasa? Deberías venir a saludar de vez en cuando.

El pelinegro rió.

– No, sería un poco incómodo.

– Lanzarás en el torneo de la próxima semana, ¿Cierto?

– Aún no está decidido, pero me gustaría.

Karma y Nagisa sonreían mirándolo, e intercambiaron miradas.

– ¡Lo esperábamos con ansias! –levantó el puño, poniéndolo contra la reja.

– ¡Seguro! –chocó su puño con el de él.

– Pero te envidio, Sugino.

– Estás en la Clase E, así que tienes la oportunidad de tontear todos los días.

Sugino borró su sonrisa, bajando un poco la mirada.

– Nosotros tenemos tarea y prácticas, así que estamos algo estresados.

– Ya basta, eso no es justo –le dio un pequeño golpe con el guante a su compañero.– El equilibrio de la tarea con las clases extracurriculares sólo se puede esperar de unos pocos elegidos.