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Atsuko caminaba de un lado a otro fumando cigarrillo tras cigarrillo, en un intento de calmar sus nervios que estaban a flor de piel mientras se mensajeaba con su esposo y su hijo mayor por el chat que tenían los tres. Observó la hora tras enviar un mensaje más.

«Cincuenta minutos...Cuarenta y cinco para que lo haga yo misma...», pensó.


Tn y Akio jugaban videojuegos con sus Nintendos, tratando de distraerse e ignorar el malestar físico que sentían.

– Mamá está muy preocupada.

– Sí. Te das cuenta qué tan nerviosa está por la cantidad de colillas en el cenicero.

– Pobre de sus pulmones.

– Verdad.

[Montaña]

– ¡Cállate y sigue! ¡Se me están cansando las manos! –se quejó Irina, quien iba en la espalda de Karasuma.


– ¿Por qué vino Bitch-sensei?

– No quería quedarse atrás.

– Hm. No me molestaría...si no nos retrasara tanto –comentó Terasaka.


– ¡Karma-kun, espera! –llamó Nagisa, agotado.


Karma se detuvo, estando bastante más arriba, y miró a su amigo.

– Me gustaría, pero tenemos un horario que seguir –se dio la vuelta y continuó.

«Tn está esperando el antídoto...Akio también», pensó.


– Tienes razón –contestó el de cabello azul.– ¡Hagamos esto! –continuó escalando.


– Hay una roca afilada –avisó Karma a Kayano, sin mirarla ni detenerse.


– ¿Eh? –miró la roca.– Oh, eso estuvo cerca –sonrió aliviada.

[Resort]

– Lo siento...Okuda, Takebayashi –se disculpó Sugino.

– E-Está bien –sonrió.

– Sus fiebres son muy altas. Al menos hay que mantener frías sus cabezas para evitar daño cerebral.

– S-Sí –corrió a un lado.– Eh... –miró al de lentes, bajando el cubrebocas.– ¿Podría un virus así de fuerte esparcirse por la isla?

– Probablemente no. Nosotros estamos bien, ¿Cierto? –acomodó sus lentes.– Probablemente sea transmitido de manera oral. Tuvo que haber sido mezclado en comida o bebida, o algo así. Dudo que haya riesgo de contagiar a alguien. También le dije eso al otro equipo.


Akio le puso pausa a su juego, y bajó el Nintendo reposándolo sobre su estómago.

– ...Sáki –llamó.

Tn pausó su juego para dejar la Nintendo sobre su vientre también, sujetó la bolsa con hielo en su frente para que no se cayera, y giró la cabeza mirando a su gemelo.

– ¿Crees...que realmente se acabe así? –tomó la bolsa para sujetarla y la miró.– Envenenados por un idiota random.

– ...No. Somos los gemelos Herczeg, no podemos acabar así, de esta forma.

– Hm –sonrió.– Se siente como cuando nos intoxicamos en Mónaco, ¿Lo recuerdas?

– Por comer bacalao tan condimentado –rió.– Tib sólo se rió de nosotros, ese idiota.

– Sí –rió.– Pero cuando mejoramos nos compró dulces.

– Sí...Nuestro hermano mayor es genial –sonrió.– No podemos morir aquí, nos prometió un viaje para nuestro cumpleaños.

Illegal 🔫 Karma AkabaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora