Illegal 🔫 Karma Akabane

🔫 30

Terasaka, Muramatsu y Yoshida corrían delante, con Nakamura tras ellos.

Nagisa saltó hacia ellos con dos cuchillos en sus manos, y los usó para manchar a los cuatro con pintura azul. Aquellos cayeron al suelo.

– ¿Por la espalda y a una corta distancia? –cuestionó la rubia.

– Oh –exclamó Akio.

Se había distraído con su partida de poker.

Karma se levantó ante la sorpresa por lo que acababa de ver. Tn lo miró con curiosidad, observó hacia adelante viendo al chico de cabello azul, y volvió la vista a su juego.

Nagisa volteó, mirando hacia donde aquellos dos se encontraban, sonriendo.

Karma frunció el ceño, molesto.

«Ya veo... ¿Estaba oculto tras Karasuma-sensei? ¡Él sólo usó el traje de camuflaje para...aguardar por su presa desde el mejor puto de observación posible!», pensó.

– Buen ataque, Nagisa.

Él lo miró. Akio saltó de la roca, caminando hacia él con su vista todavía fijada en su iPad.

– Sabes... –lo miró.– Podría eliminarte con facilidad –sonrió de lado. El contrario tomó una postura defensiva.– Pero...estoy en medio de algo –enseñó su iPad.

– ¿Uh?

– No puedo pelear y jugar...Bueno, puedo hacerlo, pero es realmente un fastidio –se acercó más a él.– Te dejaré hacerlo, pero a cambio...dale una buena paliza a Akabane –sonrió.

Nagisa, algo dudoso, asintió y tocó el pecho del contrario con la punta de su cuchillo.

Yamaguchi Akio
MUERTO

[Grada]

Todos los que estaban sobre la grada gritaron con sorpresa. Atsuko palmeó su frente, soltando un largo suspiro.

– Ese niño...

– ¡Akio, idiota! –gritó Terasaka.

[Campo de batalla]

– Cierra la boca, idiota –lo miró.– Estoy ganando siete mil dólares ahora mismo –miró al de cabello azul de nuevo.– No estoy del lado de No Matar, pero...golpéalo por mí –palmeó su hombro.

Akio volvió la vista a su iPad, continuando su juego de poker online, mientras caminaba hacia aquellas gradas.

Nagisa sólo lo observó, algo desconcertado, al parecer lo que Tn decía sobre que su hermano no se tomaba nada en serio era cierto, bastante en serio.

– Ese idiota... –gruñó Karma.

Tn se carcajeó, volviendo la vista a su videojuego.

– Te dije que no esperaras mucho de él, Sándy no se toma nada en serio, sólo sus negocios.

Maehara se acercó con sigilo y observó a aquel pelirrojo desde atrás, pero desvió su vista hacia la fémina; cualquiera de los dos era un enemigo formidable y difícil de eliminar, pero lo intentaría.

«¡Te tengo!», pensó, saltando hacia ella.

Karma giró el cuchillo en su mano y extendió el brazo, tocándole el plástico que cubría los ojos del chico con la punta del arma, manchándolo con la pintura roja que este tenía en su filo, la cual corrió como si fuese sangre.