En el canal de ViewTube conviven producciones profesionales y tonterías que hago por mi cuenta, como cuando recién comenzaba a subir contenido a internet. Es todo un tanto heterogéneo.

Llevo una mano al puente de la nariz y aprieto con fuerza para mitigar el dolor. Cuando acabe con esto, quizá pueda dejar una nota sobre la mesa e irme a andar un rato en Tali por la costa para refrescar la mente. Sé que es apenas una forma de evitar a Nina temporalmente, pero no sé cómo enfrentarla cuando se levante.

¿Qué le diré? ¿Tendría que disculparme? No, porque eso hará parecer que me arrepiento y herirá sus complejos. ¿Me retracto de lo que hice? No y, a la vez, sí. Sería hipócrita negar que lo disfruté.

Maldita sea. En mi cabeza vuelven a estar las voces que se contradicen. Todas me pertenecen, son diversas versiones de Myre y de Vanesa que discuten desde posturas inconsensuables. Si mi vida fuera una caricatura animada, habría decenas de clones de mí misma, cada una de ellas única a su manera, gritándose cada vez más fuerte. Ninguna oiría a la otra, porque así soy yo: terca y orgullosa.

Mierda.

Mi respiración comienza a agitarse. Es un cambio mínimo y casi imperceptible desde el exterior, aunque yo ya he aprendido a reconocerlo. Si logro calmarme a tiempo, evitaré un ataque de ansiedad. Cierro los ojos, tomo aire y lo suelto con lentitud. Otra vez. Otra vez.

"Acabemos con el video", me digo para distraerme.

Pongo toda la atención en mi tarea. Olvido el amanecer y a Nina. Al menos, hasta que ella abre la puerta del balcón sin previo aviso. La veo por el rabillo del ojo y mi corazón se sobresalta ante su inesperada llegada.

Por puro nerviosismo, cierro la laptop en un acto reflejo, como si intentara esconder algo. Es una tontería que acostumbré a hacer durante los tours porque detesto que la gente vea sobre mi hombro lo que tengo en las pantallas, siento que invaden mi privacidad. Incluso si solo estoy viendo memes estúpidos.

—¿Myre? —susurra ella y bosteza—. ¿Qué haces despierta tan temprano?

—Salí a fumar y no pude dormir más —miento—. ¿Y tú?

—Me levanté para ir al baño y no te vi... —Se abraza el cuerpo, tal vez a causa del frío matinal o quizá por pura vergüenza.

Nina lleva puesta la misma blusa de anoche, que la cubre lo suficiente como para que yo no me pueda dar cuenta si se ha puesto ropa interior o no por debajo. Su cabello está revuelto y enredado, seguro por el sudor. Tiene ojeras y sus labios se ven un tanto pálidos. Algunas marcas de mis besos asoman por los lados de su cuello, son rosadas como picaduras de mosquitos y me hacen sonreír.

—Estaba editando un video para mi canal de ViewTube —admito—, pero a esta cosa se le está por acabar la batería.

—¿Qué vas a subir? —Se nota emocionada, su lado fan reluce en el brillo repentino de sus ojos.

—Uno de esos unboxing de obsequios que envían mis seguidores —admito y decido quitarme la duda—. Oye, ¿alguna vez mandaste algo a mi casilla postal?

—Ufff... solo una vez, fue hace años. Era apenas una carta. No creo que la hayas visto.

—Es probable que no —admito y me rasco la nuca—. Lo siento.

Nina se encoge de hombros, resignada. Supongo que entiende que me llega demasiada correspondencia como para verla toda.

—¿No tienes frío? —cambia de tema; señala mi camiseta gris y sus ojos apuntan al hecho de que no llevo pantalones.

—Para nada, la batería de la laptop está que arde. —Fuerzo una sonrisa—. ¿Qué hora es?

—Casi las siete, creo.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Where stories live. Discover now