Parte 14

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Capítulo 14

Regresó hasta el mediodía. Había pasado la mayor parte del tiempo en el parque, escuchando música con un par de audífonos que compró en una tienda porque no tenía ganas de ir a casa por los suyos.

Cuando entró, creyó que encontraría el lugar hecho un desorden y con malas vibras en el aire. Había esperado una pelea, alguna clase de confrontación entre sus papás y Emma por haber traído a un chico desconocido, y por dedicarse a dar placer con su cuerpo a cambio de unos billetes.

En vez de eso, la casa estaba en silencio. Nora abrió el refri para servirse agua fría, y vio que, por primera vez en mucho tiempo, la nevera estaba llena: había jamón, queso, salchichas, chuletas, pollo, cuatro litros de leche (de la marca más costosa. Leche de verdad) huevos frescos, salsas y hasta potes de helado que eran los favoritos de Lourdes.

—No puede ser —gruñó exasperada.

Cerró el refri y abrió las alacenas. Encontró una variedad de cereales, galletas, sopas y conservas. En los fruteros había plátanos, manzanas rojas, uvas y hasta kiwis.

¡Kiwis! Era un alimento muy caro.

—Esto es demasiado.

Se dio la vuelta y se encontró a Emma, mirándola con una risita victoriosa en su cara de niña. La chica vestía camisa de tirantes y una faldita de mezclilla bastante corta.

—¿Contenta? Ahora tenemos comida de sobra. Lo único que no compré fueron cervezas para papá.

—¿Y a dónde se fueron los viejos?

—Les di dinero y salieron a comer.

—Pues genial —dijo Nora con sarcasmo y pasó al lado de su hermana.

Emma la siguió por las escaleras y entraron a la misma habitación. Nora se fijó que en su escritorio había un paquete de plumones para pizarrón, y eran los que tenían una carcasa metálica, de buena marca y que serían la envidia de cualquier maestro. Al lado había un borrador, un paquete de carpetas, herramientas de oficina como clips y pinzas para papeles.

—¿Qué es todo esto?

—Regalos —dijo Emma, rodeándola desde atrás—. Eres mi hermana y una grandiosa profesora de ciencias. Deberías tener el mejor material.

—¿Cuánto te costó todo esto?

—Más bien pregunta qué tuve que hacer para conseguir el dinero.

Nora exhaló e hizo esfuerzos por serenarse. La parte furiosa de su persona, aquella que no quería los regalos, estuvo a punto de tomar el control de ella y lanzar todos esos materiales a la basura, saltar sobre ellos y romperlos delante de la cara de Emma.

Calma. No eres una niña.

—Gracias —dijo, soltándose del abrazó de Emma. Se sentó en la cama y se quitó los zapatos—. Los usaré cuando me acabe los que tengo.

—¿Entonces los aceptas? —Preguntó con las manos en la espalda.

Nora le echó un vistazo. Si tenía que ser franca, Emma era una dulzura. Acababa de hacerse mayor de edad y conservaba esa carita adolescente que volvía locos a los hombres. Tenía los pechos medianos, la piel blanca y unas piernas fuertes y torneadas. No era de extrañar que la gente deseara estar con ella, compartir el lecho y pagarle por eso.

¿En qué momento había dejado Emma de ser una niña? ¿En qué momento había empezado a trabajar por su cuenta, seduciendo los cuerpos de los hombres y permitiendo su entrada en sus zonas más íntimas?

[Terminada] Lo que Amo de Ti [Historia Lésbica]Where stories live. Discover now