-¿En serio? -pregunté mirándolos sarcásticamente, empezando a caminar fuera para que ellos me siguieran pisándome los talones.

POV Mérida.

-¿Crees que estés bien? -preguntó Elsa por el auricular.

-Ya te he dicho que sí, ustedes pueden irse.

-¿Segura? ¿No quieres qué te esperemos?

Me reí por su preocupación, sólo faltaban dos minutos para que el profesor de artes entrara y nos pusiera trabajo.
Elsa estaba llamándome hace media hora, ya que ellos no iban a tener la última clase, qué suerte, ¿verdad?
Por dentro los envidiaba, pero al mismo tiempo me alegraba de que yo si fuera a tener clase.

-Así está bien Elsa, los veo en la casa.

-Bien -suspiró, notablemente rendida-. Sólo por qué lo pediste.

-No me pasará nada -aseguré-. Además me gustaría caminar.

-Muy bien, te esperamos en la casa -dijo antes de finalizar la llamada.

Guardé el celular al mismo tiempo que el profesor llegara y todo él aula quedara en un completo silencio.

-Buenos días, jóvenes -empezó, girando hacia la pizarra y tomando la tiza-. Hoy haremos las técnicas que les enseñe ayer.

Suspiré, enterando la cabeza entre mis manos, lo mío no era dibujar.

Después de una hora la tortuga había acabado, después de una vía estaba saliendo feliz del instituto.
Empecé a caminar con la dirección hacia la casa, el celular vibró en mi bolsillo, me detuve para sacarlo y revisar un mensaje que los chicos habían mandado preguntándome si estaba bien. Les respondí perfectamente.
Sentí un pequeño jalón en mi pantalón.
Cuando guardé el celular miré hacia abajo, encontrándome a un pequeño cachorro que sostenía mi pantalón entre sus dientes y se movía levemente.

-Hola pequeño -me agaché, tratando de acariciarlo, pero se hizo hacia atrás mientras emitía un gruñido-. Oye, no te haré daño.

El pequeño cachorro me empezó a oler la mano que tenía tendida, y segundos después empezó a lamberla haciéndome reír.

-¡Mérida DunBroch! -me giré hacia la persona que pronunciaba mi nombre con una voz chillona.

-Quédate aquí -le dije al pequeño mientras me levantaba para encarar a la rubia que se acercaba agitando su celular en su mano.

-¿Y dices que Hiccup no me era infiel? -gritó agitando más el aparato enfrente de mi rostro, evitándome ver algo.

-¡Por favor! -la detuve.

Ella suspiró fuertemente entregándome el aparato en la palma de la mano.
La imagen proyectaba a Hiccup y a mí cuando fuimos al centro comercial mientras esperábamos a mis amigas, dónde yo había apoyado la cabeza contra su hombro. Entonces el flash sí había sido dirigido a nosotros.
Aparte la mirada del aparato para dirigirla a ella incrédula. Ella me arrebató el celular de la mano, notablemente estaba furiosa.

-Roba novios -acusó-. Eres una mentirosa.

-¿Qué? Eso no es haberte sido infiel, no exageres.

-¿Y qué me asegura que no ha pasado más cosas contigo en la casa?

-¡Por qué no lo ha echo! -exclamé un poco irritada, miré hacia dónde estaba el cachorro negro, que nos miraba con sus grandes ojos verdes.

-Hiccup me dijo que no te había notado, ni siquiera hablaba contigo. ¡Para que me mandaran la foto!

-No exageres. No está haciendo nada malo.

-Deja de meterte en mi relación -dijo un poco calmada.

Pero segundos después sentí un ardor en mi mejilla. Me lleve ambas manos hacia ella, cuando Astrid tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro.

-No acabas de abofetearme -susurré entre dientes, antes de agarrarla por los cabellos.

Claro, no era totalmente de una "señorita" pelearse a golpes con otra persona. Pero la rubia estaba calmando mi paciencia. Se lo merecía.

No sé cómo fue que terminó arriba de mí, dándome golpes en el rostro mientras yo se los devolvía.
Tenía que admitir que la rubia sabía golpear.
El cachorro estaba a mi lado ladrándole, tratando de saltar para morderle.
Reuní todas mis fuerzas para cambiar de posición, dejándola debajo de mí.
No sé en qué momento chilló de dolor por qué el cachorro le había mordido la muñeca.
Tenía una marca roja.

-Maldito perro -susurró antes de lanzarse contra mí.

Pero fui más rápida, levantándome y agarrando al cachorro para salir corriendo antes de que hiciera algo más.
Maldita rubia estúpida y exagerada.

Amor por el Proyecto. (Jelsa, Kristanna, Mericcup, Eugenzel) Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin