ꕥ 🅛︎🅥︎ ꕥ

402 73 20
                                    

Cuando Fer In le dijo que fuera tras Peter, ella tuvo que recoger las piezas de su corazón destrozado con rapidez para entonces correr con todas sus fuerzas con dirección al bosque. En realidad Adis Par no recordaba qué había pasado después, o por qué al despertar no tenía a su pequeño hijo en brazos, y en vez de eso, esa mañana soleada, estaba sola y echada sobre la hierba, sin pistas del paradero de Peter. Al recordarlo sus ojos se llenaron de lágrimas, quiso moverse, pero no tenía fuerzas para nada; nunca se había sentido tan cobarde en su vida.

— Mi bebé... Mi hijo... Mi pequeño niño...

— ¿Está viva? — preguntó una vocecita que venía desde arriba. Cuando Adis subió la mirada, se encontró con la cabeza de un niño asomándose para verla mejor desde esa perspectiva. — ¿Me puede ayudar a encontrar a mi hermano?

Ese pequeño debía tener la edad de su hijo Peter.

— ¿Estás perdido? — le preguntó, y sin saber cómo, tuvo fuerzas para sentarse.

— Sí. — respondió el pequeño algo nervioso. — Debí hacerle caso. ¿Usted está perdida?

— Sí . . . Pero me encontraste. — contestó con una disimulada sonrisa, ya que quería lucir amable, pese a su aspecto y su estado de ánimo. Ella no sabía, que en un futuro, en una vida donde tendría de nombre: Seungmin, su madre encontraría a ese pequeño niño en medio del bosque, en otra vida, con el cabello rubio y los ojos verdes. — Podemos ir caminando.

— ¡Ey! — exclamó repentinamente otra voz procedente del lado izquierdo. Ambos voltearon por inercia.

— ¡Bin! — exclamó el pequeño niño sonriente de cabello castaño oscuro. — ¡Me encontraste!

— ¿Quién es ella? — cuestionó el muchacho que debía tener dieciséis o dieciocho años de edad.

— Es mi amiga. — le dijo el menor con simplicidad, mientras se acercaba a él. — También puede ser tu amiga. Está perdida. ¿Por qué no la llevamos a casa?

— Mi nombre es Adis Par. — se presentó la única mujer del lugar con un tono firme, pero no amenazante.

— Y yo soy quien protege a los niños. — indicó Bin, colocando al pequeño detrás de él con un brazo, y apuntando a Adis con la punta de su lanza. La iba escudriñando con la mirada, quizá buscando sus ojos verdes, unos que no tenía aunque los expusiera al sol. — ¿Debo protegerlo de ti?

— ¿De quiénes los proteges principalmente?

— De las hadas.

Adis Par pasó saliva y asintió con la cabeza, sus labios se tensaron de repente, no quería romper en llanto frente a ellos, debía saber manejar la situación, ya era una adulta. Pensó en las palabras de Fer In, en su petición de que encontrara una tribu, que tenía el permiso de contarles los secretos que sabía respecto a las hadas, y entonces esa tribu la ayudaría a encontrar a su hijo, a Peter. Tenía que hacerlo bien.

— Bueno . . . Yo no soy una, pero sé cómo puedes protegerlos sin necesidad de llevar encima una lanza.

— ¿De qué hablas?

— ¿Has oído hablar de la pintura protectora?

— ¿Has oído hablar de la pintura protectora?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con cariño, una flor del bosque | SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora