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— Extendemos nuestro tiempo de vida . . . Con la vida que le quitamos a los humanos.

¿La vida? . . . Esa incógnita resonó con brutalidad dentro de la cabeza de Seungmin, sintió los vellos de su cuerpo entero erizarse, sus dedos se sintieron de pronto helados, una punzada atacó sus sien, su mandíbula se tensó y su sorpresa no tardó en hacerse notar. ¿Cómo algo así era posible? Pero debió saberlo desde antes, desde que apareció esa escalera de la nada, en medio de un campo de lirios enormes que nunca tuvo explicación alguna, que no había respuestas que pudiera encontrar, o más bien respuestas que quisiera escuchar, porque desde ese entonces todo se volvió posible.

Todo.

— ¿Qué?

— No puedo engañarte. Es lo que hacemos, no hay más. — se sinceró con firmeza. Conocía el pensamiento humano, sabía lo que para ellos era una monstruosidad, así que sabía que sería difícil de procesar, sin embargo, en ese momento también deseó que él supiera lo que para un hada como él era una monstruosidad de su parte. — Así como tu raza destruye hábitats naturales para construir una sociedad más grande y fuerte, nosotros tomamos otro tipo de vidas.

— Pero . . . ¿cómo pueden hacer eso? — pensó en todas las personas desaparecidas, todos aquellos que se alejaron para cazar y traer alimentos, pero nunca volvieron. — Es inhumano — pensó en esos niños que les advirtieron no alejarse, que las hadas podrían raptarlos y no volvieron. — ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué nos harían eso? — pensó en su propia madre, en Felix, en Jisung, en Changbin, en Chan, el golpe, ese latigazo que recibió frente a sus ojos — ¿Nos harán eso? — cuestionó alarmado. Cada vez que algo horrible salía de ese lugar, otra cosa más lo hacía peor, el verdadero infierno, como si estuviera bajando las escaleras, cada vez más profundo — Oh, mierda, Jeonginnie, él es el más joven de nosotros. — y más profundo, hasta que nadie pudiera ir por él. — Debo ir por ellos, debía salvarlos. — nadie podría rescatarlo. — Necesito-

— Primero asegúrate de sobrevivir. — lo cortó abruptamente, y comenzó a echar el agua sobre su herida. — No podrás hacer nada si, corrección, no podremos hacer nada si no salimos de aquí.

— ¿Y cuál es tu plan? — preguntó alterado, intentando no quejarse por el ardor que estaba sintiendo. — Yo te seguí, tú nos trajiste aquí, y eres el hada, debes saber — era más como una exigencia. — Sabes, ¿verdad? Debes saber cómo. Dime que sabes.

— Tengo un par de ideas. — admitió, colocó la palma de su mano sobre su herida, teniendo un contacto directo con su piel, y entonces lo miró. — Y sólo pueden ocurrir dos cosas. Primero: las ninfas nos asesinan, créeme, hay muchas maneras de poder matarnos estando en su territorio.

— ¿Qué pueden hacernos? — sin darse cuenta, Seungmin había empezado a sudar mientras que su temperatura corporal bajaba.

— Pues . . . — suspiró, miró cómo el agua seguía cayendo, cómo esa cascada cada vez tenía más fuerza. — pueden cambiar la temperatura del agua y hervirnos vivos, o crear un remolino que nos impida salir de aquí y nos obligue a luchar contra la corriente por nuestras vidas todo el tiempo que sea necesario hasta que nos ahoguemos, o elevar el agua y-

— Creo que ya lo entendí. Nunca debimos subir aquí, no debimos — cerró los ojos y de inmediato llevó sus manos a su rostro. Debía calmarse, pensar en una solución, y no sólo por él, debía hallar la forma de volver con sus amigos. — Nunca debí seguirte.

— Hubiéramos muerto a mitad de camino. Ellas te habrían atrapado y yo hubiera muerto desangrado-

— ¡Así habría sido mejor! — se incorporó, rompió el contacto de su mano con su rodilla y se levantó de golpe, sin darse cuenta de que la herida había desaparecido. — ¡Hubieras muerto! ¡Tú eres el único que me ocasiona problemas! ¡Si tan sólo no me hubieras seguido, ya estaría lejos, a salvo! ¡Carajo, te odio!

Con cariño, una flor del bosque | SKZحيث تعيش القصص. اكتشف الآن