Con cariño, una flor del bosque | SKZ

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Fue en primavera, cuando las flores dejaron atrás sus capullos y cuando los árboles terminaron de abastecer sus ramas de hojas verdes, tales como los ojos que captó su mirada en medio del bosque, de aquel ser que se mantenía medio oculto tras un grueso tronco. Esa tarde Hanji lo vio por primera vez, notó su mano sobre la corteza, sus anillos dorados resaltaban tanto como su cabello largo y lila, su ropa blanca no pasaba desapercibida y mucho menos el color de sus ojos.

- Estoy buscando a mis padres - le dijo después de quedarse estático en su lugar. Apenas lo visualizó supo reconocer el peligro que había alcanzado. Si había un hada, probablemente habrían más, y sólo eso lo llevaría a sus progenitores perdidos. - Sé que ustedes los tienen . . . Mi tribu lo sabe, por eso no han querido venir a buscarlos, pero yo soy su hijo, y si me quedo sin ellos en este mundo, no tengo nada que perder. - calló en cuanto sintió las inminentes lágrimas asomarse. El hada sólo lo miraba, sin ninguna expresión aparente, sin signos tampoco de querer acercarse. - Llévame contigo . . . Puedes llevarme.

- ¿A dónde?

- A tu mundo. - respondió de inmediato. Por fin había escuchado su voz, y mentiría si dijera que no lo había tomado por sorpresa. Esa interrogante corta y sin muestra de mucho interés lo único que hizo fue avivar su esperanza. - Si mis padres murieron en tu mundo y a causa de los tuyos, yo también quiero morir ahí. - nuevamente silencio. Hanji miró a su alrededor, no entendía su comportamiento - ¿Por qué sigues oculto? . . . Puedo verte y ya te he escuchado. ¿Acaso no quieres llevarme contigo? ¿Ese no es el propósito de tu raza? ¿No deben capturar humanos para alimentarse? Aún soy joven, puedo ofrecerte-

- Tú no puedes decidir eso. - interrumpió de golpe. El humano frunció el ceño, y cuando estuvo a punto de hablar el hada prosiguió diciendo - ¿Crees que entregarte así es suficiente para decidir morir? En mi mundo tú no tendrás potestad para elegir si debes morir o vivir. Tu valor aún no ha sido evaluado.

- ¿Eso qué quiere decir?

- Quiero decir que la elección la hago yo. - tras sus palabras el menor vio con claridad cómo una de sus alas traslúcidas se extendió en un movimiento grácil. Era como ver el pétalo cristalino de un enorme lirio. - No te llevaré conmigo . . . Olvida a tus padres, olvida la patética idea de que yo podría satisfacer tu deseo de contemplar la muerte en mi mundo, y no vuelvas nunca más aquí. Si quieres morir, conviértete en tu propio asesino.

Y aunque Hanji se largó indignado de aquella zona del bosque, tras dos lunas volvió a ese mismo punto y encontró al hada sentado sobre la gruesa rama de un árbol, ese mismo que, dos lunas atrás, usó para ocultarse. Ambos se miraron, y entonces el humano abrió el cofre que tenía en manos y le mostró el contenido.

- Es una herencia familiar . . . Es lo único que me queda de ellos, y estoy dispuesto a renunciar a esto con tal de que me lleves contigo. - vio cómo el hada extendía sus alas con una delicadeza hipnótica, y en cuanto creyó que bajaría para hablar con él, nuevamente observó cómo la criatura guardaba sus alas e ignoraba su mirada suplicante. - ¿Qué es lo que quieres de mí?

- Te lo dije antes . . . Largo, humano.

Una luna después, Hanji llevó telas de todo tipo y pieles sobre una carretilla que tuvo que arrastrar por cuenta propia, pero nada sirvió. Pasó el tiempo cuando comenzó a quedarse sin nada más que ofrecer, cuando de pronto en medio de su décima caminata a ese punto del bosque, se preguntó algo que estaba dispuesto a cuestionarle al hada en cuanto lo viera.

- Te molesta que venga a verte, ¿no es así? - el de cabello lila asintió. - Entonces . . . ¿Por qué cada vez que vengo estás aquí? Si no estuvieras en este mismo árbol yo no sabría dónde más encontrarte. Si quieres que me rinda, largo de aquí.