Con cariño, una flor del bosque | SKZ

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Felix esperó a que todos se retiraran para ordenar a que cerraran las puertas de esa habitación, en donde se quedó a solas con un Changbin que recuperaba el aliento estando echado sobre lo que se podría considerar una cama, lleno de pieles y cojines, a la altura de un grueso escalón. Se acercó a él con grandes zancadas, se aseguró con una mirada que estuviera bien físicamente y entonces dijo:

— Tú los trajiste. — fue una afirmación. Mantuvo el ceño fruncido y una mirada cargada de escepticismo, incluso dolor ante la situación. La idea de sacar a Jisung de ahí de por sí era complicada, pero creyó que sería posible si aprendía a manejar bien sus fichas, sin embargo, ahora no sólo él estaba ahí, sino todos. ¿Cómo iba a lograrlo? ¿En qué momento pasó todo eso? Meses atrás había celebrado junto con sus amigos, ahora — ¿Cómo pudiste hacer eso? . . . Y estando ebrio me manipulaste para que me fuera en medio de la noche. Lo hiciste a propósito. ¿Cómo-

— Ellos me dijeron que eras un hada, — hizo una pausa, colocó una mano sobre su abdomen y tomó aire con lentitud para proseguir diciendo — y sabes que lo que te dije no era del todo falso.

— ¡Nos mentiste! ¡Yo no sabía-

— ¡Los ancianos lo sabían! . . . Pero seguro tenías a todos hipnotizados con esos ojos verdes. ¿Acaso nunca pasó por tu cabeza esa opción? — volvió a aspirar con lentitud, esta vez cambiando de posición para poder apoyar su espalda sobre más cojines. — La madre de Seungmin te encontró en el bosque, y en la cuarta luna de sangre que pasamos contigo en la aldea ella murió. Una tribu normal te hubiera desterrado sin importar que seas un niño, porque a alguien como tú lo consideran una maldición . . . Aun así, incluso tuviste amigos. ¿Nunca te pareció raro? ¿De verdad?

Felix se quedó en silencio unos pocos segundos. Debía admitir que tenía un buen punto, pero no estaban ahí para hablar de él, ya que se consideraba a sí mismo un caso perdido.

— Está bien . . . Pero, ¿eso qué tiene que ver con el hecho de que preferiste esos cuatro deseos en vez de a tus cuatro amigos? — cuestionó con dureza. Quiso dejar de ser el tema central, porque lo suyo siempre fue inevitable, en cambio lo de Changbin fue deseado. — ¿En serio lo hiciste para convertirte en un hada? ¿En qué estabas pensando? ¿Cómo pudiste ser tan mala persona?

Pero antes de que el mayor pudiera contestar, las puertas de la habitación se abrieron súbitamente. Felix giró sobre sí sobresaltado, encontrándose con la mirada inexpresiva de Hyunjin, quien con su sola presencia lo obligó a moverse hasta su lado. En medio de sus pasos hacia el pelirrojo, Lix pudo notar a la mujer que acompañaba al hada. Su cabello castaño oscuro le indicó que era del clan Anipse, pese a eso no entendía qué estaba haciendo ahí.

— ¿Hijo? — preguntó la única mujer en el lugar en voz alta. El rubio no pudo evitar mirarla con los ojos desorbitados de la impresión, y su mente se volvió un caos cuando Changbin sonrió con los ojos llorosos, sentándose con esfuerzo y estirando sus brazos mientras seguía mirándola. — Hijo . . .

— ¡Mamá! ¿De verdad eres tú? — interrogó, pese a estar seguro, ya que la recordaba a la perfección y ella no había cambiado ni un poco. Quizá fue por eso que se fue, porque dejó de envejecer como los humanos de la aldea, y en cuanto se dieran cuenta de ello, tanto su padre como él también hubieran corrido peligro. — ¡Te elegí a ti, mamá! . . . Fuiste mi segundo deseo.

Felix vio con total incredulidad cómo madre e hijo se abrazaban con una amplia sonrisa que contrastaba con lo que estaba pasando en el salón de trono en ese momento. Tanta fue la atención que les prestó, que Hyunjin le murmuró sin mirarlo:

— Era mitad humano y mitad hada. Pero ahora, gracias a la sagrada sangre de nuestro emperador, va a poder desarrollar por completo su lado mágico.

— Entonces se aprovecharon de eso . . . — susurró Lix consternado. — Aceptó sus condiciones sólo para volver a ver a su madre . . . Sabían cómo era su vida con su padre, ¿verdad? También usaron eso.