† EPÍLOGO †

15 2 5
                                    

† EPÍLOGO †

—NUEVA VIDA—

—NUEVA VIDA—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

­

Veinte años después...

Las campanadas de la Iglesia anunciaban que faltaba poco para que la ceremonia comenzara; ni una sola persona faltaba a aquel evento que celebraban con fervor desde hacía tres décadas. El muchacho de cabellos castaño claro corrió a través del laberinto que formaban las carreteras para llegar ahí: aquella mañana había despertado tarde, y aunque su novia le dijera que descansara por ese día, rechazaba la idea de perderse el primer encuentro. Desde que tenía memoria había asistido a cada una de ellas, a pesar de que las costumbres de su familia fueran distintas. Llevaba siempre colgando del cuello un pequeño collar café, con la imagen de varios ángeles en ella.

Según decían, el sitio en que se construyó la capilla tenía una trágica historia: las leyendas que pasaron de boca en boca entre los habitantes de la ciudad hablaban de que un arcángel se debatió la vida contra el mismísimo Satanás; otros, decían que en ese sector una malvada mujer fue asesinada por un noble ser sin nombre. En realidad, Jesed no era ajeno a aquellas especulaciones pues había creado las suyas propias, y muchas personas, a pesar de tildarle de soñador, creían mínimamente en ellas.

El motivo por el que durante días y noches enteras buscó la verdad era simple: un sueño de varios años atrás, cuando apenas tenía alrededor de ocho o nueve años. Un hombre de cabello rubio se le acercaba: todo en él era dorado, pero aunque mostrara tanto poder, en su rostro la tristeza casi podía palparse. Un niño de mirada curiosa estaba por ahí, cuando observó lo que cargaba el desconocido. Este llevaba en la mano una espada gigantesca, y, al verla, todos los hombres que lo rodeaban comenzaron a huir. Sin embargo, el muchacho no se dejó intimidar y, mucho más interesado en saber quién era el extraño avanzó hasta él, alzando el bracito para tocarle la túnica blanquecina que lo cubría a modo de capa.

—Señor... ¿Por qué se aferra tan fuerte a esa cosa? —Preguntó de manera inocente—. No la necesita, ¿verdad?

Este, al verle, se agachó hasta quedar a su altura, sonriendo confundido. ¿Por qué no había corrido de él...?

La memoria de Jesed fue interrumpida por el último campanazo; sin embargo, a pesar de estar exhausto y sin aire, acababa de llegar frente a la gran puerta con expresión triunfal. Justo a tiempo tomó el puesto que acostumbraba: la primera fila, frente la estatua de un arcángel. Si no hacía mala memoria, la dedicada a San Miguel.

Ese día estaba inquieto: por más que intentaba concentrarse, era incapaz. Se sentía observado, pero al voltear el rostro no veía a nadie con los ojos fijos en él y ya comenzaba a alarmarse. No sabía lo que era presenciar un robo o una muerte violenta; no obstante, estaba consciente de lo que eran debido a sus clases de historia y a las experiencias de su madre, pero a pesar de que no ocurrían hacía ya más de cincuenta años, ella temía que alguien quisiera revivir las crueles prácticas de aquel entonces.

Pecadora [La salida del Infierno]Where stories live. Discover now