Adicto a tu piel ©(+21)[OT7]✓

🥀𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖘𝖊𝖎𝖘🥀

- Bueno hija. ¿ Qué planes tienes para hoy?

- No sé aún. ¿ Y tú? ¿ Qué planes tienes?

- Bueno yo debo ir a la empresa. Esa gente no sabe hacer nada sin mi.

- Bueno padre espero que tengas un muy bonito día.

- Bueno hijos me voy ya. Volveré en la noche como siempre. Eun Young cuida bien de tu hermana.

- Claro padre, descuide.

- Wendy con permiso, cuídense mucho.

Los tres se despiden del mayor y respiran tranquilos cuando éste sale.

- Hora de poner el plan en marcha.

- Están locas las dos.

- Lo sabemos- ambas se miraron y rieron descontroladamente.

Meredith tomó rápidamente el teléfono que se encontraba llamando a Taehyung.

-¿ Amor?

- Suena hermoso eso de amor.

- Tae esto es serio.

- Ay perdón.

- Ya puedes venir. Te estaré esperando en el patio trasero.

- De acuerdo, nos vemos dentro de 20 minutos.

Se despidieron y ambos colgaron.

- Esto me sigue pareciendo una locura.

- Ay cállate ya, me estresas.

- Chicos no peleen- regañó Meredith.

Los tres se encontraban en el patio trasero esperando la llegada de Taehyung. Meredith se arregló un poco para la espera. Traía un vestido dos dedos más abajo de sus rodillas color blanco, su cabello suelto muy lacio ondeando con el viento, unos zapatos cómodos que hacían juego con el vestido, en su cabeza traía una cinta color rojo pasión que la hacia ver adorable. Y aunque ella se negó Wendy la obligó a maquillarse, solo un poco de sombra de ojos y algo de delineador. De todas formas su rostro era hermoso, no había necesidad de maquillaje.
Sintieron un ruido en el portón, supusieron que era Taehyung.
Eun Young abrió con cuidado la puerta, y, ahí estaba él. Con su ropa holgada como siempre, su cabello desarreglado que lo hacía ver genuinamente lindo, y su sonrisa cuadrada, la cual Meredith admiró. Después de verse unos segundos ella corrió hacia el rápidamente para abrazarlo, y así mismo hizo él, aunque éste sólo llegó a dar un paso y la tenía encima abrazándolo.
Se sentía bien volver a sentir la fragancia tan delicada perteneciente a su amada. Fue algo tan bonito que ambos no pudieron evitar que sus ojos se cristalizaran.