CAPÍTULO 31

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Sueños

Al ritmo de la canción, los cuerpos se movían por la sensación. Tres de la tarde, hacía mucho tiempo que aquel pueblo había tenía una fiesta de aquella magnitud, una mesa con un gran pastel, dulces por doquier, los niños jugando con las payasitas, los adultos en sus mesas consumiendo del coctel. Los familiares de la cumpleañera reunidos en la cocina.

—Padre que fue ese mensaje que me enviaste —pregunto Zamire.

—Hija deja la intriga, el gran padre que tienes les debe contar lo que hizo. Eso será después de la fiesta —le respondió su madre.

—Madre, pero es tan importante así —respondió Zaron.

—Si hijo, debo confesar algo que hice, que debo remediar —el hombre tomo del refresco.

Lastimosamente aquello no podría ser remediado, Carlotta aceptaría cualquier cosa, menos una infidelidad

***

—Estoy agotado de estar en esta casa y si tú y yo nos vamos para otra parte, nos alejamos de esta ciudad, porque la verdad quiero irme de aquí —los dos chicos estaban acostados —mírame ¿Quieres irte conmigo a otro lado?

Lucas fijo la mirada.

—No es fácil, yo tengo mis cosas aquí, el trabajo, terminar la carrera, tal vez irnos de vacaciones sí, irnos definitivos de Cabimas no puedo.

Marcos se levantó de la cama, camino hasta la puerta del baño.

—Era una opción, sabía que no estarías de acuerdo...

— ¿Por qué lo dices de esa manera? Acaso me estas reprochando algo, Marcos no quiero discutir hoy, este sábado tan lindo, el frio de la lluvia, ven ¿Para dónde vas? acuéstate, sigue aquí a mi lado.

—Ya regreso. Iré al baño —cerro con fuerza —como hare para convencerlo, no quiero estar viviendo aquí.

— ¿Por qué quiere irse de aquí? ¿Será por Sergio? Y si acepto irme con él. Podríamos irnos a Mérida, pero no puedo abandonar lo que poseo aquí. Empezar de nuevo —Lucas se planteó todo esto, se levantó, comenzó a vestirse.

Marcos seguía en el baño, encerrado en su lago de pensamientos, condenándose por completo.

—Marcos saldré, regreso como a las seis. El chico al escuchar a Lucas salió.

—Bueno está bien. Traes pizza para cenar —Lucas se marchó.

Encendido el televisor, en la mesita de noche tenía una copa con licor. Se movió en la cama mientras estaba en bóxer viendo esa película de amor, "Un Romance Peligroso", sus ojos sollozaban, los recuerdos de alguien llegaban a su mente. Lo tenía clavado, era parte de sus pensamientos, dos horas después la película finalizo, tomo dos tragos más del líquido, su cerebro estaba desubicado, cerró sus ojos hasta quedar dormido.

Horas Después...

— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no sales de mis sueños? Deja de acosarme, estoy obstinado de ti, ¿Cuándo pararas con todo esto? A veces el dolor se me pasa con tomar. Igual sigues molestándome, eres un necio. Pero esto es un sueño, ven entra—Expreso Marcos al abrirle la puerta a Sergio.

—Marcos esto no es un sueño, soy real, estoy aquí, pero veo que estás apagado, sufriendo solo, eso me está dañando a mí. No me respondes, mírate en un espejo, tu mirada ¿Qué te está pasando Marcos?—entro y cerró la puerta.

El chico sonrió. — ¿Qué me pasa? Vienes hasta mi mente a preguntarme esto. Te estás convirtiendo en una pesadilla, deberías saberlo, estas en mi cerebro, eres la razón por la que estoy así, tú y Lucas me volverán loco —Se lanzó al sofá —Dime Sergio ¿todavía me amas? Exprésalo, quiero escucharlo en este sueño alcoholizado — sonrió.

Love At HomeWhere stories live. Discover now