CAPÍTULO 2

276 140 32
                                    

El rechazo


Un año antes...

Iban caminando dos amigos hasta la parada del autobús, tomarían el que recorría toda la ciudad en busca de estudiantes para trasladarlos a la universidad. Una mañana nublada por el celestial tiempo de lluvia, ese era un día íntimo para Marcos, estaba de cumpleaños su madre.

Marcos Gabriel Urdaneta de diecinueve años, su madre Carlota Ramírez y su padre Antonio Urdaneta, mayor de dos hermanos. Estudiante de administración de empresas.

—Amigo échale un vistazo aquel chico, si esta guapo—miro a Marcos, mordió sus esponjosos labios, acariciando su largo cabello.

—Zamire ¿Por qué eres así?... tú ves a todo hombre que pasa frente a tus narices hermoso —fijaba su vista al final de la calle para ver si venia el autobús.

—Pero Marcos míralo es muy bello, como le queda la camiseta, aunque no es muy musculoso, pero su piel, parece un vampiro, y esas piernas las tiene muy definidas, que glúteos, me provocan morderlos —dio un suspiro profundo.

—Ya concéntrate el autobús viene—dijo Marcos viendo al autobús que se acercaba a ellos.

Subieron al transporte, ella observaba desde la ventana del asiento al chico que robo su suspiro, tan solo con una mirada.

—Ya para, ni que fuera el único hombre de este planeta.

—Marcos cállate, si me gusto que puedo hacer.

—No te puede gustar una persona, que acabas de ver hace solo un momento.

Zamire decidió no discutir con marcos, en cambio guardo silencio durante todo el trayecto. El autobús siguió su rumbo, la lluvia invadía la ciudad de Cabimas, el tránsito en las calles era poco. Cuando se hizo la una de la tarde Marcos le propuso a Zamire ir a almorzar a Costa Moll y luego lo acompañara a comprar el regalo para su madre. Sentados en una mesa en el área de comida, disfrutando de un arroz chino, con presas de pollo, papitas fritas y una Coca-Cola. A Marcos le dieron ganas de orinar luego de tanto refresco y fue al baño.

Marcos no sabía que se encontraría a Sergio en el baño, no después de tanto tiempo.

—Hola Marcos, que peculiar forma de encontrarnos—lo saludo el chico mientras lavaba sus manos.

—Hola Sergio—su voz era cortante y fría.

—Muy guapa tu amiga, lástima que sea tan loca—una sonrisa asomaba por el rostro de Sergio, nada bueno era de esperarse.

—Cállate, no creas que ella va a estar con un chico como tú, que sabes es jugar con los humanos—la rabia en la voz de Marcos era muy notoria.

—Que dices Gay, por haber jugado contigo no creas que haría lo mismo con ella, además eso fue hace mucho tiempo, es un simple y tortuoso pasado— soltó una risa sínica que dibujaba su rostro.

—solo vete, sigue tu camino ave de mal agüero.

Sergio se fue, Marcos permaneció orinando y pensando en la escoria de tipo que era Sergio, lavo sus manos y regreso a la mesa.

—Y esa cara Marcos—expreso Zamire al ver el rostro antipático del chico— Nada, nada, solo...

—Marcos cuanto tiempo...

Marcos se sorprendió al ver a Sergio, coloco su mano en su frente y bajo la mirada.

—Esta chica tan bella, como es que no la había visto en este mundo — Mordió su contorneado labio.

Zamire se ruborizo al escuchar el alago de Sergio.

—Hola... hola soy Zamire, amiga de Marcos—con su rostro emocionado expresando deseo en sus ojos.

—Un gusto belleza, soy Sergio. Me retiro, espero tengan un bonito día y disfruten del suculento arroz.

Ella fijo su mirada en Marcos—Lo conoces y nunca me hablas de él, te odio Marcos—Tomo un sorbo de refresco.

—Zamire no te conviene Sergio, es un desgraciado.

—No te importa que me conviene o no, eres mi amigo, pero yo decido. Cuéntame ¿Quién es él? ¿Dónde vive? ¿A qué se dedica?—Le pregunto Zamire mostrándole intranquilidad en su cuerpo.

—Está bien, nos conocemos desde la escuela, estudio conmigo, vive a dos casas de la mía, se llama Sergio Zambrano, tiene diecinueve años, ahora está estudiando mecánica, ya no hay más nada que decir. —Marcos sabía que no podía contarle nada más.

—Marcos estas pasado, tienes un amigo tan apuesto y nunca me lo había presentado.

—Solo lo viste hoy.

—Bueno fue amor a primera vista mi pequeño—ella soltó una sonrisa.

El tiempo en el centro comercial termino, cuando oscureció, Zamire decidió irse a su pueblo y Marcos regreso a su casa, al llegar vio a Sergio bajarse de un auto, seguro venia del trabajo. Sus pies condujeron muy rápido.

Al entrar en su casa, su hermanita lo recibió.

—Hermano ¿Por qué vienes tan apurado? Te ves agitado, dime ¿qué le compraste de regalo a mamá?—Pregunto la hermanita Sofía.

—Sofí deja lo entrometida, ¿Dónde está mamá?—coloco la bolsa en el sofá, al igual que su teléfono.

—Ella no ha llegado, seguro esta con sus amigas del trabajo y papá esta acostado, llego luego de que tú te fuiste.

—Bueno, voy a bañarme—el joven subió a su cuarto y desde las escaleras le grito—Sofí no vayas a revisar la bolsa.

Salió del baño. Se vistió rápidamente y bajo a la sala. Carlota tenía en sus manos el teléfono—Sofía ve a tu cuarto, déjame sola con tu hermano—Expreso la madre furiosa—Marcos te dije que te apartaras de ese chico, está bien tu condición, la acepto, pero no te quiero con él.

— ¿Que pasa mamá? ¿Por qué me dices eso? No comprendo—le pregunto Marcos un poco asustado.

—Si tu papá se entera—dijo su madre con preocupación.

— ¿Si me entero de que? —venia el hombre bajando de las escaleras.

—Nada papá, nada—su rostro asustado, casi parecía que hubiera visto un muerto

—Para ver que tienes en ese teléfono—se lo quito a Carlota de las manos y vio las conversaciones de si hijo con un chico. Se acercó a su hijo y lo abofeteo en el rostro—Te dije que al estar bajo mi techo ibas a seguir mis reglas, dejaras las rarezas de un lado—El padre se quitó el cinturón y comenzó a golpearlo.

— ¡Ya basta Antonio es tu hijo, lo mataras!— Le gritaba Carlota al hombre enfurecido.

Sofía desde las escaleras observaba con sus ojos inocentes lo que sucedía en la sala.

— ¡Basta papá, deja de golpearme, basta no me maltrates!— le gritaba el joven.

El hombre furioso no paraba con sus golpes.

— ¡Hermanito, papá déjalo no tienes corazón!— le grito Sofía corriendo hasta el cuerpo de su hermano y lo abrazo fuerte.

El hombre al ver que Sofía abrazo a Marcos se contuvo, subió las escaleras, se detuvo y le grito — ¡Te largas de mi casa, un guardia nacional como yo no puede tener un hijo maricon, que podrán decir mis amigos, te me largas!

—¡Cállate Antonio él no se irá!—Dijo Carlota.

—Déjalo madre y sabes algo padre—Le grito el joven—Tú crees que con golpearme dejare de ser quien soy, con tu rechazo haces que mi odio crezca más hacia ti. ¡Yo me marchare de la casa, luchare por mis sueños, será eso que tanto tu reprochas que no lograre, regresare y aceptare tus disculpas... padre!

Love At HomeWhere stories live. Discover now