Cap 1. 2

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De nuevo tomé el maletin y caminé a la salida. Cuando estaba apunto de salir, escuché a miles renegar y gritar enojado por qué seguramente ya se dio cuenta que la chica no vale nada.

Reachel: Gracias, Daiker.

Escuché a la distancia. ¿Enserio? Rayos, maldita sea. Cuando escuché el primer golpe a rachel, regresé corriendo y empuje a miles.

-- Lo siento miles, creo que me quedaré a la chica.

Le dije mientras empezaba a golpearlo bruscamente.

~fin del flashback~

Cuando miles estaba con la cara hecha puré, desaté a rachel y me la llevé de ahí hacia el auto.

-- ¡Sube al auto!

Le grité dándole una orden mientras yo asesinada a los dos guardias de la entrada, cuando terminé, subí al auto y Conducí lo más rápido posible.

Rachel: ¿¡Por qué rayos hiciste eso?! Estas loca.

-- Así es.

Conduje hasta mi casa, donde realmente podía relajarme un poco.

-- Bien, puedes irte.

Le dije mientras le abría la puerta de mi casa.

Rachel: ¿que, solo así?

-- Pues si, ¿que más esperabas?

Rachel: no se, que tal vez tu pidieras la recompensa.

-- Si a ellos no se la dieron ¿por que me la darían a mi?

Rachel: Buen punto.

-- Ahora, vete.

Se me quedó viendo un momento, antes de poder hablar.

Rachel: oye... ¿Puedo quedarme contigo?

-- ¿Que? No.

Rachel: ¿¡por qué?! Prometo que me portaré bien.

-- Tu tienes una vida allá afuera, vas a la universidad, tienes amigos y tienes familia, ve por ella.

Rachel: estudio algo que no quiero, las personas que me rodean están solo por mi posición social y económica, y mi familia me usa como si fuera solo una pieza de ajedrez, no tengo nada que perder realmente, no valgo la pena.

De nuevo esa palabra, es un persona ¿por qué no valdría la pena?

-- Bien, puedes quedarte.

Rachel: ¡¿De verdad?!

-- Si, pero habrá reglas, te mantendrás alejada de mis asuntos, nada de salidas a ningún lugar tu sola, no me esperes despierta y si preguntan, tú no me conoces.

Rachel: ¡está bien! Gracias, Daiker.

-- Jace.

Rachel: ¿qué?

-- Me llamo Jace.

Me sonrió ligeramente.

Rachel: Gracias... Jace.

Y si, aquí fue donde cometí la estupidez de no comer a mi presa.

una apuesta por tiOnde histórias criam vida. Descubra agora